Bárbaro a caballo / Siglo VI .
Museo Estatal de Baden / Karlsruhe .
Una .de las escasas representaciones .
de un guerrero huno o germánico de .
esta época, poco propicia al arte . . .
Museo Estatal de Baden / Karlsruhe .
Una .de las escasas representaciones .
de un guerrero huno o germánico de .
esta época, poco propicia al arte . . .
Las invasiones bárbaras (I)
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Hacia el año 400 d.C., las fuerzas que presionaban a las puertas de los Imperios Romano, Persa o Chino, irrumpieron por todas partes: en Asia, en Europa e incluso en África. Las hordas bárbaras, empujadas por los hunos, buscaron refugio en los Imperios de Oriente y Occidente. En unas pocas décadas, visigodos y vándalos, francos y alamanes, ostrogodos y burgundios, suevos y alanos, desmontaron pieza a pieza los imperios constituidos hacía siglos.
Por primera vez Occidente fue invadido por pueblos asiáticos y amenazado con el establecimiento de una civilización, en principio, completamente ajena a la suya. La realidad de lo acontecido, sin embargo, confirma que serán precisamente dichos pueblos quienes se encarguen de transmitir la cultura, las instituciones y la religión heredadas de Roma. De este modo, pasada la tormenta de las invasiones, romanos y bárbaros se encontrarán en el foro y en las termas, y aplaudirán juntos los juegos del circo.
Atila / Siglo XV ....
Museo del Louvre / París ....
El grabador acentuó el aspecto diabólico ....
del "azote de Dios", al que incluso dotó de ....
cuernos de carnero . . .. .... ..............
Museo del Louvre / París ....
El grabador acentuó el aspecto diabólico ....
del "azote de Dios", al que incluso dotó de ....
cuernos de carnero . . .. .... ..............
El temor al "azote de Dios"
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Durante buena parte del siglo V Europa occidental vivió aterrorizada por nuevos invasores: los hunos. Su irrupción provocará una nueva oleada de invasiones, preludio del final del Imperio de Occidente, que los bárbaros se acabarán repartiendo.
Si durante décadas los bárbaros se fueron instalando en el Imperio de manera relativamente pacífica y se integraron poco a poco en el mundo romano, a principios del siglo V se lanzaron en masa y desordenadamente más allá del Rin y del Danubio, pero no invadieron el Imperio para saquear y destruir, sino para huir de una nueva amenaza y encontrar refugio en él.
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Cuando las hordas de los hunos se acercaban a París, Santa Genoveva, una intrépida pastora erigida en legendaria defensora de la ciudad, incitó con determinación a sus conciudadanos a la resistencia y organizó el avituallamiento con vista a un asedio. Desde fecha muy temprana la Iglesia convirtió a la joven campesina en una de las grandes figuras del cristianismo. Sus restos se conservaban en la Iglesia de San Pedro y San Pablo -que estuviera ubicada en el lugar en que hoy se erige el Panteón- donde eran objeto de grandes peregrinaciones hasta la Revolución Francesa, época en que fueron profanados, quemados y arrojadas sus cenizas al Sena.
En cualquier caso, la moderna estatua de Santa Genoveva, que desde lo alto del Puente de La Tournelle, en París, parece vigilar la llegada de posibles invasores procedentes del este, da testimonio de la veneración que aquella pastorcilla de Nanterre ha venido suscitando desde entonces y a través de los siglos entre los habitantes de la capital de Francia.
Puente de La Tournelle / A la izquierda, la estatua de Santa Genoveva / Al fondo, la catedral de Notre-Dame .
............ Juan Antonio Cebrián / La rosa de los vientos
............ Pasajes de la Historia / Herencia española
............ Pasajes de la Historia / Herencia española
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Mientras los visigodos, después de haber obtenido del emperador hispano Teodosio I autorización para instalarse en Mesia -al sur del Danubio-, irrumpían en Italia, se apoderaban de Roma y la saqueaban bajo la égida de su rey Alarico en el año 410, las fronteras cedían el 31 de diciembre de 406 a la presión de miles de germanos, vándalos, suevos y alanos, que, con sus ganados, familias y bienes cargados en carros, huían precipitadamente de los hunos.
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Doctor de la Iglesia y autor de numerosos tratados, el papa León I es famoso por haber "convencido" a Atila de que no atacara Roma, tal vez comprando su retirada. En cambio, no pudo impedir que el vándalo Genserico saqueara la ciudad.
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Los hunos eran nómadas originarios de Asia. Según algunos historiadores, descendían de los xiongnu, contra los que los príncipes chinos de la dinastía Han construyeron la famosa Gran Muralla. Sin embargo, actualmente se rechaza esta tesis y más bien se hace remontar el origen de este pueblo a unas poblaciones establecidas en el siglo VII a.C. en las estepas que se extienden entre el Yeniséi y el lago Baikal. Durante el siglo III de la era cristiana, los hunos empezaron a extenderse por Europa oriental, donde sembraron el terror por su carácter salvaje y cruel.
Su fealdad supera todos los límites. Apenas nacen sus hijos, les hacen cortes profundos en las mejillas para destruir la raíz de las barbas. Son achaparrados y de vigorosa constitución; tienen el cuello ancho y su aspecto es monstruoso. Están en su físico tan endurecido, que no necesitan fuego, ni hierven ni cuecen sus alimentos; viven de raíces encontradas al azar y de carne, que colocan bajo la silla, sobre el lomo desnudo de sus caballos para tenerla más a la mano. Nunca pernoctan bajo techo, pues allí no se sienten con seguridad. Tampoco poseen viviendas fijas, ni tierras, ni leyes, ni usos constantes, sino que van de un lado a otro como fugitivos, viviendo siempre en sus carros de batalla, que parecen parte de su ser.
Descripción de los hunos / Amiano Marcelino
A finales del siglo IV, el escritor latino Amiano Marcelino describió el pánico que suscitaban en las regiones invadidas aquellos hombrecillos de tez oscura, vestidos con pieles de rata y "clavados" en cierto modo a sus caballos, pues comían, bebían y dormían sobre sus monturas. Incapaces de asentarse en cualquier parte, se desplazan sin cesar, arrastrando tras ellos a sus familias, instaladas en carros con todos sus pertrechos.
A partir del año 434, el kan -o rey de los hunos-, Atila, después de asesinar a su hermano, Bleda, gobernó en solitario sobre el conjunto de las hordas húnicas. La fama de la ferocidad de Atila le valió el apodo de "azote de Dios"; él se jactaba de que "donde pisaba su caballo no volvía a crecer la hierba". Sin embargo, parece ser que la leyenda exageró la fiereza de aquel caudillo terrorífico. En efecto, el historiador griego Prisco, que conoció personalemente al kan con ocasión de una embajada, dejó de él un retrato más ponderado, que pone de relieve la sencillez y el sentido político de Atila.
Había mesas a cada lado de la de Atila. Un primer sirviente llevó ante Atila un plato de carne; detrás de ése, otros distribuyeron pan y luego otros depositaron legumbres sobre la mesa. Pero mientras para los otros bárbaros, como asimismo para nosotros, los manjares venían bien arreglados en vasija de plata, a Atila se le sirvió en una escudilla de palo, y únicamente carne. En todo mostraba la misma austeridad. Su vestido era simple, y no ofrecía otro lujo que la limpieza. Aún su espada, los cordones de sus calzas, las riendas de su caballo no estaban, como las de los demás escitas, adornados de oro, gemas ni materiales preciosos algunos (…). Cuando vino la tarde, se encendieron antorchas. Dos escitas se ubicaron frente a Atila y recitaron cantos compuestos por ellos para celebrar sus victorias y virtudes guerreras. Después apareció un orate, que se explayó en dilates e inepcias completamente borras de sentido común, haciendo reír a carcajadas a todo el mundo.
Recepción ofrecida por Atila / Prisco de Panio / 448 d.C.
Atila, "el azote de Dios", según sus propias palabras, es en muchos manuales de historia el prototipo de enemigo. Julio César llegó a conquistar el corazón de los celtas, pero el rey de los hunos les fue siempre hostil. Fue invencible, salvo cuando tuvo que luchar contra el ardiente "patriotismo" de Aecio, defensor de la latinidad, o enfrentarse a la voluntad divina, encarnada por una joven pastora, Santa Genoveva de París. Con frecuencia se ha presentado a Atila como un ser cruel y codicioso y se han cargado las tintas acerca de su brutalidad, olvidando sus cualidades de estratega y su alto nivel cultural. Por el contrario, en Europa central, Atila es considerado héroe nacional, cuyo nombre, sin ir más lejos, se da a los recién nacidos húngaros, mientras que su estatua focaliza una de las plazas de Budapest. En Alemania, por otro lado, es Etzel, uno de los personajes de la epopeya de los Nibelungos; y en Italia Verdi le dedicó la ópera Attila.
En el año 436, los hunos se apoderaron del Reino Burgundio estabelcido en la orilla izquierda del Rin. El rey Gundahario y la mayoría de sus guerreros fueron asesinados de la manera más atroz. Este periodo histórico probablemente originó uno de los poemas heróicos dedicados a la espectacular muerte de los reyes burgundios, obra de las que nada queda, pero cuyas reminiscencias se pueden encontrar en los Edda nórdicos. Aquel funesto, episodio, combinado con la leyenda de un héroe mítico, Sigfrido, vencedor del dragón que guardaba un tesoro, dio nacimiento, en el siglo XIII, al Nibelungenlied, o "Cantar de los Nibelungos". Una historia de amor, numerosos asesinatos inspirados por la venganza y la codicia, y la omnipresencia del Rin, son los elementos que vertebran esta obra maestra de la literatura alemana, a partir de la cual Richard Wagner escribió en el siglo XIX un ciclo de cuatro óperas: El anillo del nibelungo. Para los alemanes del siglo XIX, los hunos fueron casi unos héroes nacionales, dignos del paraíso de los guerreros. Los acontecimientos históricos dan, pues, pie a la leyenda.
La derrota de los Campos Cataláunicos / Wilhen von Kaulbach / 1837 / Óleo sobre lienzo / 137,5 x 172,5 / Galería Estatal / Stuttgart .
En el siglo V, los hunos abandonaron sus tradiciones de nomadismo y se instalaron en los territorios balcánicos situados al sur del Danubio. Su ciudad estaba formada por simples chozas de madera, pero en el palacio de Atila, al que Prisco fue invitado con motivo de un lujoso banquete, los asistentes al mismo podían recostarse sobre lechos cubiertos de telas preciosas y eran servidos en vajilla de oro y plata. Por consiguiente, el modo de vida de los hunos, tal como lo describiera Amiano Marcelino cincuenta años antes, había evolucionado notablemente en contacto con los pueblos más civilizados. También sería falso imaginar que el mundo civilizado y el de los hunos eran totalmente ajenos. El futuro vencedor de Atila, Flavio Aecio, creció como rehén en la corte del kan, quien tenía por secretario a un romano de Panonia, Flavio Orestes, cuyo hijo, Rómulo Augústulo , sería el último emperador de Roma, mientras que, por otro lado Honoria, hija de Constancio III la emperatriz Gala Placidia, para vengarse de su hermano Valentiniano III, que la condenó por adulterio, remitió una carta a Atila ofreciéndose en matrimonio a cambio de su ayuda.
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Durante su noche de bodas, a los 58 años, muere Atila, víctima de un ataque de apoplejía, consecuencia posiblemente de los excesos derivados de toda una jornada de festejos
............ Juan Antonio Cebrián / La rosa de los vientos
............ Pasajes de la Historia / Herencia española
............ Pasajes de la Historia / Herencia española
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6 comentarios :
Ay por dios, que tremendo lo de los hunos, hacerles esos cortes terribles a los niños apenas nacer. Claro, aunque la belleza sea una cuestion subjetiva, de ese modo no creo que hubiera nadie aparte de ellos que los pudiera considerar guapos, si ya comenzaban desfigurandose asi.
Me ha sorprendido lo de Atila de "su vestido era simple, y no ofrecía otro lujo que la limpieza". Una pensaba que no estaría tan limpito, jiji. Ay, que concepto tengo de los hunos, no puede ser. Pero limpito o no, ofrecerse como esposa a Atila con tal de vengarse, me parece muy heavy, don José. Yo no soy tan rencorosa, jiji.
Buenas noches, monsieur
Bisous
Jajaja..., bueno madame, ello me alegra y me deja muuucho más tranquilo... Ahora hay que procurar prescindir del "tan"... :P
Bueno, bromas aparte, cada cual es cada cual, es decir, cada cultura tiene su concepto de la belleza. A mí, según el mío, la mutilación desde luego me sobra..., sobre todo si es por una cuestión estética...
En fin, madame, parece que la visión que ofreció Marcelino de los hunos ha tenido más éxito que la de Prisco, que vivió entre ellos por un tiempo, una prueba más de que la vida es a veces así de injusta... :)
Tened una muy feliz velada, doña Diana.
Mil besos, mil...
Fuera de toda atrocidad, las invasiones barbaras, contribuyeron a la cultura de occidente. También contribuyo al odio y rencores y a pensar que una civilización es mejor que a otra.
Me parece extraño lo de la limpieza de Atila, siempre pensé en lo contrario.....Se aprende todo los días.
Saludos José
Bueno, no creo que, pasado "el susto", justificado susto..., sobre todo en lo que a los hunos se refiere, un rencor especial contra los bárbaros en su conjunto campase a sus anchas. Como decía al principio de la entrada, propios y extraños acabaron compartiendo valores, la calle e incluso hasta el ocio, por supuesto fundamentalmente latinos... En cualquier caso, eso mismo debieron pensar los bárbaros, es decir, que la civilización romana era superior a la suya, pues de lo contrario no la habrían adoptado como propia ni se habrían convertido a la postre en sus herederos y transmisores...
En cuanto a Atila, bueno, no todo en él iba a ser negativo, ¿no...? Jejeje...
Que tengas una muy feliz velada.
Buenas noches, Manuel.
Vistas las descripciones romanas de los pueblos bárbaros le entran a una ganas de salir corriendo. Los hunos se asemejan más a centauros que a seres humanos, algo así a como veían los indígenas americanos a los conquistadores españoles. Comer, dormir encima de un caballo, ¿hacer el amor? Esto lo veo más complicado, jejej
Y Atila limpio... me ha cambiado la imagen que tenía de él. Bueno, la verdad es que no tenía ninguna, más bien la estampa que se viene a la cabeza al decir Atila es de una masa de personas sin orden ni concierto invadiendo Roma.
Un saludo
Jajaja... Pues nos sé, no sé... Ahora que lo dices..., bueno, de algún modo de cabalgar se trata al fin y al cabo ¿no...? Desde luego no me parece descabellada tu pregunta, no... Si como decía aquel viejo tema de Los Inhumanos, aunque difícil, era posible hacer el amor en un Simca 1000, por qué no lo va a ser a lomos de un caballo, jajaja...
¡Pobre Atila...! Y es que ya lo recoge el refranero popular: cría fama y échate a dormir..., bueno o a lo que sea, tú ya me entiendes...
Que tengas un muy feliz arranque de fin de semana, Carmen.
Buenas tardes.
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