jueves, 8 de abril de 2010

ABC DE LA PRENSA ESPAÑOLA / Evocación



Con motivo de la muerte de don Guillermo Luca de Tena, .presidente
de honor de
ABC, el histórico rotativo reproduce en La Tercera de hoy
el artículo que publicó en junio de 2003 con motivo del centenario de

su fundación.
................... ................................




El orgullo de un centenario

_____________________________________________________________________________


Para una España de poco más de dieciocho millones de habitantes -según el censo de 1900- y con una población analfabeta en un 61 por ciento, había más de 300 diarios; y Madrid, que apenas superaba el medio millón de vecinos, tenía 36.


Éste era el panorama con el que se enfrentó un empresario sevillano cuando, tras el éxito obtenido por la revista «Blanco y Negro», decidió lo que por muchos fue considerado una verdadera aventura: la salida a la calle de un nuevo periódico que bajo una cabecera de sólo tres letras, ABC, iniciaría su andadura con paso firme y propósitos muy definidos.


Casa Luca de Tena / Aníbal González / 1926 / Avenida de la Palmera / Sevilla

El periodismo diario de la época giraba en torno a la literatura o a la política. O era intemporal, o la inmensa mayoría de las cabeceras estaba al servicio de un partido. El nuevo estilo, el «nuevo periodismo» de Don Torcuato Luca de Tena, iría cambiando la situación, no sin dificultades iniciales, acabando por imponerse por tener el acierto de saber incorporar a la Prensa sectores de público que no habían sido alcanzados hasta entonces: la burguesía, la clase media -que ya empezaba a tener peso específico-, las mujeres... toda una masa de lectores que buscaban ansiosos algo más que las habituales crónicas de sociedad o las ácidas diatribas políticas.


ABC fue la obra de un hombre, de un auténtico visionario, a la vez un hombre de Prensa y un hombre de empresa, con unas firmes convicciones y celoso de una independencia que no sólo mantuvo, sino que supo inculcar a los que le siguieron al frente de ABC. Tras Don Torcuato, mi abuelo, y su hijo Juan Ignacio Luca de Tena, mi padre, que supo hacer honor al legado recibido, dos generaciones más prolongaron en el tiempo una ejecutoria ejemplar a la que me dediqué con todas mis fuerzas a lo largo de mi vida. Fieles al espíritu de la Casa, todos los hombres y mujeres que han contribuido con su trabajo a la grandeza de ABC sentirán, estoy seguro de ello, el mismo orgullo y la misma alegría que yo siento en estos momentos.

Antigua sede de ABC y Blanco y Negro / Aníbal González / 1926 / Paseo de la Castellana / Madrid
Todo periódico cumple una función documental y cultural a la vez. A sus páginas salta, no sólo el breve suceso cotidiano, sino también el pensamiento del escritor que, a veces, como glosa de la actualidad, vierte sus ideas en ese trozo de papel impreso, condenado a vivir apenas unas horas. A ABC han aportado su visión del mundo y de las cosas figuras procedentes de las ideologías más dispares. Azorín, recordando los primeros años del periódico, afirmaba que una de las normas del fundador fue la del «absoluto respeto a la opinión de los demás». Las páginas de ABC siempre fueron ejemplo de ello, sin que la aceptación de la variedad ideológica de sus colaboradores impidiera que abdicara en ningún momento de una línea doctrinal perfectamente definida.


En primer lugar, esta línea doctrinal se basa en la defensa a ultranza de España por encima de cualquier otra lealtad. A lo largo de estos cien años no podría señalarse ningún momento, por breve que fuera, en que el periódico no haya estado al servicio y en defensa de las grandes causas de la Nación, en una lucha constante, a veces ingrata, por mantener su postura de patriótica independencia, no vinculada a ningún partido ni sometida a ningún interés. Fueron, y siguen siendo, innumerables las ocasiones en las que la opinión de ABC sufrió presiones, y sus responsables, amenazados y perseguidos. Pero estos atentados contra su independencia, llegados bajo regímenes políticos tan dispares como los que se han sucedido a lo largo de los años en España, jamás menoscabaron la firme convicción de que, en cualquier circunstancia, son compatibles una ardiente defensa de los grandes intereses nacionales y un tono de moderación y de respeto al prójimo y a sus ideas. Porque el liberalismo de ABC, muchas veces combatido con saña, ha sido, y seguirá siendo en el futuro, su razón de existir y su última y más preciada trinchera.


Y detrás de esta vinculación de ABC a las más auténticas raíces españolas -y tantas veces entrañablemente engarzada con ellas- está su firme y apasionada defensa de la Monarquía, un sentimiento que se apoya no solamente en razones de tradición y de lealtad, sino fundamentalmente en el convencimiento de que es la fórmula que garantiza a los españoles un armonioso entendimiento del pluralismo político, abriendo cauces de participación ciudadana y restituyendo al pueblo una soberanía en tantas ocasiones secuestrada.


Los Principes de Asturias asisten a la entrega de los Premios Luca de Tena, Mariano de Cavia y Mingote


España y su Monarquía: éstas son las dos líneas determinantes de nuestra conducta, en armonía con ese espíritu liberal que desde su fundación ABC demostró en sus páginas. El liberalismo no es un credo político determinado, no es un sistema de principios; es, ante todo, una constante actitud de tolerancia y una respetuosa manera de ser y de estar en la realidad española de todos los días.


En estos cien años, el periódico ha sido testigo y pregonero de los profundos cambios que han llegado a alterar las líneas fronterizadas de los viejos mapas, que han dado nacimiento a nuevas naciones y han borrado los nombres de otras; pero al margen de los acontecimientos políticos y militares, el diario tuvo, sobre todo, la sensibilidad y el sentido periodístico para ser eco e intérprete de la transformación de una sociedad, de las mudanzas de las normas estéticas y morales que la gobernaban, del establecimiento de la clase trabajadora como factor decisivo en la evolución del país y del nacimiento de unos medios de comunicación -radio, cine y televisión- destinados a influir decisivamente en las fórmulas tradicionales de la cultura occidental. ABC, un diario con un siglo de grandeza a sus espaldas y un nuevo siglo asomando en un horizonte de esperanzas, puede hoy celebrar con satisfacción y orgullo su centenario, con la firmeza de sus convicciones de siempre pero abierto siempre hacia el futuro con ilusión y responsabilidad.

Guillermo Luca de Tena / La Tercera / ABC / Junio de 2003



Don Guillermo

_____________________________________________________________________________
En aquella redacción de Cardenal Ilundáin, donde se escribía en máquinas olivettis y las páginas se medían en cíceros y corondeles, cuando llegaba Don Guillermo saltaba de mesa en mesa una especie de rumor entre la admiración y el respeto, para que de alguna forma cada uno de nosotros lo convirtiera en la noticia del día. Llegaba el hombre que había hecho posible que Sevilla y ABC fueran una misma cosa en lugares muy distintos: entre las manos del sevillano de toda la vida y en las barberías donde acondicionaba las raíces y puntas de sus melenas universitarias el progre del barrio. ABC y Sevilla eran una misma cosa. O dos caras similares de una misma realidad. Así que cuando llegaba Don Guillermo, ya digo, de mesa en mesa, soplaba aquel viento quedo entre el respeto y la admiración que descubría nuestro reconocimiento hacia el periodista que había sabido dar con tan sobrenatural fórmula. No es fácil que los periódicos sobrevivan. En Sevilla menos que en ninguna otra parte.

La primera vez que lo vi fue en Cardenal Ilundáin. En aquella redacción donde se iba agotando la tinta inalcanzable de los Blázquez, Colón, Caro Romero y Lorente para ser reemplazada por la generación ye-yé que Nicolás Salas iba aglutinando para darle ideas nuevas y fuerzas por estrenar a un periódico que quería seguir siendo, tras la transición política, la auténtica seña de identidad mediática de una ciudad en transformación. De aquella nueva generación de los ochenta hay constancia fotográfica y vídeo juvenil, alegre, atolondrado de vida y desdentada inocencia en casa de José María Aguilar, El Niño, que en su apodo cariñoso cifraba el cambio generacional del periódico. Bueno, pues todos aquellos juveniles periodistas, cortos de colmillos que sólo la experiencia y la vida te hacen crecer, levitábamos cada vez que se paseaba por la redacción el hombre que había conseguido que Sevilla fuera ABC y que ABC fuera el periódico de Sevilla.

En Madrid, que son mucho del casticismo unamuniano, le llamaban El Patrón a nuestro hombre en Sevilla. En Sevilla le llamábamos Don Guillermo, como si de la propia esencia de aquel hombre alto, de pelo encalado y maneras afables naciera el tratamiento. Venía a decir Borges, no recuerdo la cita con exactitud, que el nombre es la esencia de las cosas. El don de Don Guillermo nunca fue expresión arrodillada de ningún agradaor del cortijo. Era Don Guillermo porque en sí mismo era don para el periodismo, don para las relaciones personales y don para defender las ideas, todas tan liberales y coronadas. De su estética adicción a Sevilla no tengo mucho que contarles. Puesto que contadas están por todos los que ayer pudieron escribirle en el plazo justo de su muerte. Con el retraso debido sí quiero consolar a todos los que entienden que Sevilla, desde el martes, está un poco más huérfana. El espíritu es un hálito indescifrable que no inflama sábanas fantasmales, sino que prolonga la vida en la sangre cercana. Mantiene García Márquez que nos hacemos viejos cuando más nos parecemos a nuestros padres. Tampoco es mentira, pese a que no sea el huracán caribeño quien lo diga, que el espíritu de los que se van siempre se queda entre nosotros en la sonrisa, la fuerza y la actitud de los hijos. Tenemos el consuelo local, sevillanísimo, de que Catalina Luca de Tena sigue amando a Sevilla como lo hizo su padre. Que no faltará a su cita con el paseo por la ciudad, perdiéndose entre las espadañas y las azoteas que tanto admiraba Don Guillermo; que no cerrará la boca cuando uno de los míos, palanganas por la gracia de Nervión, discuta con ella de que lo más feo que tiene la primavera es el color verde de Heliópolis; y que cada madrugá será leal con la cita en San Lorenzo para intentar descifrar el Gran Poder de la existencia. En Ese amor por Sevilla que tiene Catalina sobrevive Don Guillermo. Y por su bendita memoria periodística alzo la copa para brindar, como él solía hacer al terminar los ágapes más señalados, por usted, Don Guillermo. Va por el Rey…

Jose Félix Machuca / Pásalo / ABC de Sevilla/ Jueves, 8.IV.10


_____________________________________________________________________________


Suena: Evocación / Iberia

........... .......... Isaac Albéniz / 1905-09
.

10 comentarios :

Diana de Méridor dijo...

Muere un periodista de los que han dejado huella y ademas un Grande de España. Casi nada.
Descanse en paz don Guillermo.

Buenas noches, don José.

Bisous

Jose dijo...

Así es madame, casi nada... A pulso se ganó esa grandeza, aunque también es cierto que gozaba de una cierta predisposición genética... Ojalá su ejemplo profesional y vital cunda... Ojalá muchos sigan su estela, por el bien de nuestra amada Patria.

En unos minutos estoy con vos. Hasta entonces, tened una muy feliz velada, doña Diana.

Mil besos, mil.

balehead dijo...

Me recuerdas lo desconectada que ando del mundo últimamente, pues no tenía ni idea de la triste noticia.
Lo cierto es que nunca he leído ese periódico pero me parece admirable ese lema de "absoluto respeto a la opinión de los demás" que debería ser una constante en toda labor periodística (y en la vida en general) pero es tantas veces olvidado... Que nos gusta mucho imponernos y menospreciar a los demás... ¡Y no lo digo por ti, no te me empieces a encender, que nos conocemos!!!! Lo digo por la sociedad en general, que cuesta mucho encontrar a personas capaces de exponer sus ideas sin menospreciar las de los demás.

En fin, poniendo mi nota frívola del día, yo me imagino escribiendo en un edificio como ese de la Castellana y me veo en el paraíso... ay, es que a mí estos edificios de ahora con tanto cristal y viga al aire, que no me dicen nada, vaya... llámame anticuada (o algo peor, je je je)


Un enorme besazo, guapísimo, y no hagas mucho el canalla esta noche...
Muacksssss!!!!

Vane.

Jose dijo...

Eh, eh, eh, que aquí el único borracho, rojo y dinamitero, en este caso, esto es, borracha, roja y dinamitera, en resumen, hipertensa, eres tú, según te autodefiniste, eh..., que yo hago como Pilatos, así es que..., jajaja... Ya te avisé de que un día lo utilizaría, y fíjate que no digo en tu contra... :))

¡¡¡O algo Peor...!!! Claro que sí... Porque vamos, donde se ponga una "viga al aire", unos aceros y unos vidrios, que se quiten los oros y los cirios... ¡Vamos , vamos, las cosas que dices...! ¡¡¡O algo peor, repito...!!! ¿Ves? ¿Ves lo que pasa por no leer ABC? Que no es "ese periódico", nooo... , sino el periódico... Si es que... Anda, anda, no digo que dejes de leer folletines de sucesos, ni panfletos propagandísticos, ejem..., pero, eso sí, ya es hora de que empieces a leer un periódico de verdad, un periódico serio y con solera..., que tengo todas las esperanzas depositadas en ti, que este país, antes llamado España, necesita que la justicia sea por fin justa, universal, e independiente..., como defendiera Montesquieu en su día, esto es..., que este país, antes llamado España, te necesita, Vane... :)

Por cierto, si te apetece, puedes cumplir ese sueño de escribir en un edificio como éste, pues, como lo han convertido en un centro comercial -¡qué fatalidad!- podrías hacerlo en su estupenda terraza, desde la que se tienen unas vistas estupendas de la Castellana... Como a ambos nos queda más o menos igual de cerca de casa, podríamos un día quedar para tomar algo allí, así de paso te lo enseño. Su delicioso interior, o lo que de él queda, te sorprenderá muy gratamente, o eso supongo y espero.

En fin, ni se me habría pasado por la cabeza que lo decías por mí, si no haces hincapié... En cualquier caso, si así fuera, es decir, si verdaderamente lo hubieras dicho por mí, no sé si cometerías un delito tipificado, pero sí una injusticia del tamaño..., por lo menos..., de una catedral, pongamos como la de Sevilla, porque es la mayor del país y de medio mundo -sí, el tamaño es importante, al contrario de lo que lo políticamente correcto defiende- y para que todo quede en casa, por qué no... :))

¡Anda, anda, que me tienes contento...! Por tu culpa culposa tengo la tensión por las nubes en este instante..., lo sepas..., date por satisfecha...! :))

Niña, de nuevo, que tengas un muy feliz fin de semana... Sé buena tú también... Yo, por mi parte, no prometo nada... :P

Un besazo, preciosa...

balehead dijo...

Ji ji ji Ya ves que con cuatro palabritas de ná ya te tengo atacao perdío, ayyy reconócelo: ¿qué harías sin mí, eh? Si es que saco lo mejor de ti. Vale, vale, no te sulfures. Prometo echarle un vistazo a "El Periódico". Con vistazo digo mal. Más bien, prometo leerlo, porque vistazo ya se lo echo al del vecino cuando no madruga y lo tiene toda la mañana sobre el felpudo (dicho sea con todos los respetos).

Me parece de perlas lo de la terracita en la Castellana... A mí, sin ir más lejos, me esperan por el Tribunal Supremo en menos de dos meses... brrrr

Bueno, me voy para la camita como una niña buena.
Un besazoooo enooormeeee

Vane.

PD: claro, claro que importa (el tamaño, digo)

Jose dijo...

¡Ay carallo..., pero si es lo que he hecho! ¡Pero si a eso es justamente a lo que me refería cuando hablaba de mi nubosa tensión! ¡Hay que ver cómo sois a veces las mujeres -algunas..., que me crucifican-, que o bien no creéis cuanto decimos los hombres o lo interpretáis como lo interpretáis...!¡Qué fatalidad...!

En fin, espero que "El Periódico" del felpudo no sea el "de Catalunya", pues ése entra dentro de la categoría "panfletos". Que me perdone quien me tenga que perdonar, pero ya avisé que no prometía nada... :P

Ay, si tu supieras... Pero si eres perfectamente consciente de que, a pesar de "lo contento que me tienes", sin ti no soy nada... :)

Que tengas dulces sueños, my sweet, little and red Princess of Cantabric...

Un millón de besos...

Colotordoc dijo...

No conocía la Historia de este periodista.
Nunca deja de ser notable el esfuerzo de la gente por su empresa. Ojala su ejemplo de dedicación sea seguido y continuado por sus herederos y su equipo.

Paz a sus restos

Jose dijo...

Así es, la entrega de este caballero a su empresa, entendida ésta en el más amplio sentido de la expresión, fue notable o incluso, me atrevería a decir, sobresaliente... Sin duda, gracias a Dios, hay quien ha recogido el testigo de esta saga periodística creadora de escuela. Puede estar satisfecho, pues sin ir más lejos, ABC, el períodico que fundara su abuelo, es el que viene experimentando el mayor crecimiento de los últimos tiempos de todos los de tirada nacional...

Que tengas un muy feliz fin de semana, Manuel.

Buenas noches.

balehead dijo...

Pues, de momento, el lunes se está dejando hacer... Y además contra todo pronóstico ha salido el sol, lo cual siempre es de agradecer.

En cuanto a eso de mirar y tocar, muchacho, yo (mal que le pese a la ministra Aído) sigo siendo de esas que sólo se dedican a mirar con insistencia hasta que el sujeto contemplado se da por aludido... Quizás es que en eso soy como en mi gusto por los edificios: muy anticuada. Pero como nunca me ha fallado, a estas alturas no es cuestión de cambiar ;D

Espero que tu lunes no haga honor a su nombre y esté envuelto de una maravillosa luz de domingo.
Un besazo de esos que duran toda una tarde!!
Muackssss

Vane.

Jose dijo...

Jajaja... ¡Vamos, que se mira pero no se toca...! Me parece estupenda esa actitud... Y es que considero que no hay nada más bonito en este mundo que el equilibrio entre tradición y modernidad... Que además va de muerte, dí que sí... ;))

Por cierto, qué ministra dices? Aído? Aído...? No sé, no me suena... :P

En fin, aquí hoy no ha salido el sol y llovizna de vez en cuando, pero vamos, no nos podemos quejar... :)

Niña, que tengas una maravillosa tarde. Esta noche me paso para ver qué tal ha acabado el día...

Un beso, preciosa.

. . . . . Subir .