¡Oh, fábula del tiempo!
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Los bárbaros, (…), se reparten a la suerte las regiones de las provincias para habitarlas. Los vándalos y los suevos ocupan la Gallaecia, sita en la extremidad occidental del mar Océano; los alanos las provincias de Lusitania y Cartaginense y los vándalos, de sobrenombre silingos, se reparten en suertes la Bética. Los hispanos, que por ciudades y castillos habían sobrevivido a tales plagas, se someten a la servidumbre de los bárbaros que señoreaban las provincias...
Hidacio / Chronicon
Estos de pan llevar campos ahora,
fueron un tiempo Itálica. Este llano
fue templo. Aquí a Teodosio, allí a Trajano
puso estatuas su patria vençedora.
En este çerco fueron Lamia y Flora
llama y admiraçión deel vulgo vano;
en este cerco el luchador profano
deel aplauso esperó la voz sonora.
¡Cómo feneçió todo, ay!; mas erguidas,
a pesar de fortuna y tiempo, vemos
estas y aquellas piedras combatidas.
Pues si vencen la edad y los estremos
deel mal, piedras calladas y sufridas,
suframos, Amarilis, y callemos.
A las Ruinas de Itálica, que ahora llaman Sevilla la Vieja, junto a las quales está su eredamiento mirarbueno / Soneto XXVI / Francisco de Medrano
Todo desapareció: cambió la suerte voces alegres en silencio mudo. Como escribe el poeta, Itálica representa la gran fábula del tiempo. Primer asentamiento romano como guarnición avanzada en el valle del Guadalquivir, los emperadores Trajano y Adriano hicieron de ella la cima del progreso y el lujo urbanos.


Mármol de Paros / Altura: 220 cm.........
Museo _Arqueológico _de_ Sevilla .. .....
Pero templos, termas, teatro, casas, jardines y césares murieron, dejando tan sólo entre sus calles destruidas y arcos destrozados, un murmullo triste: cayó Itálica, cayó Roma.

............ Retrato de Adriano
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Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora
campos de soledad, mustio collado,
............ Retrato de Adriano
..Mármol pentélico / Altura: 82 cm...Itálica . / Sevilla ./ 135-140 .d.C...Museo . Arqueológico. de .Sevilla.....
Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora
fueron un tiempo Itálica famosa.
Aquí de Cipión la vencedora
colonia fue; por tierra derribado
yace el temido honor de la espantosa
muralla, y lastimosa
reliquia es solamente
de su invencible gente.
Sólo quedan memorias funerales
donde erraron ya sombras de alto ejemplo
este llano fue plaza, allí fue templo;
de todo apenas quedan las señales.
Del gimnasio y las termas regaladas
leves vuelas cenizas desdichadas;
las torres que desprecio al aire fueron
a su gran pesadumbre se rindieron.
Este despedazado anfiteatro,
impío honor de los dioses, cuya afrenta
pública el amarillo jaramago,
ya reducido a trágico teatro,
¡oh fábula del tiempo, representa
cuánta fue su grandeza y es su estrago!
¿Cómo en el cerco vago
de su desierta arena
el gran pueblo no suena?
¿Dónde, pues fieras hay, está, el desnudo
luchador? ¿Dónde está el atleta fuerte?
Todo desapareció, cambió la suerte
voces alegres en silencio mudo;
mas aun el tiempo da en estos despojos
espectáculos fieros a los ojos,
y miran tan confusos lo presente,
que voces de dolor el alma siente,
Aquí nació aquel rayo de la guerra,
gran padre de la patria, honor de España,
pío, felice, triunfador Trajano,
ante quien muda se postró la tierra
que ve del sol la cuna y la que baña
el mar, también vencido, gaditano.
Aquí de Elio Adriano,
de Teodosio divino,
de Silo peregrino,
rodaron de marfil y oro las cunas;
aquí, ya de laurel, ya de jazmines,
coronados los vieron los jardines,
que ahora son zarzales y lagunas.
La casa para el César fabricada
¡ay!, yace de lagartos vil morada;
casas, jardines, césares murieron,
y aun las piedras que de ellos se escribieron.
Fabio, si tú no lloras, pon atenta
la vista en luengas calles destruidas;
mira mármoles y arcos destrozados,
mira estatuas soberbias que violenta
Némesis derribó, yacer tendidas,
y ya en alto silencio sepultados
sus dueños celebrados.
Así a Troya figuro,
así a su antiguo muro,
y a ti, Roma, a quien queda el nombre apenas,
¡oh patria de los dioses y los reyes!
Y a ti, a quien no valieron justas leyes,
fábrica de Minerva, sabia Atenas,
emulación ayer de las edades,
hoy cenizas, hoy vastas soledades,
que no os respetó el hado, no la muerte,
¡ay!, ni por sabia a ti, ni a ti por fuerte.
Mas ¿para qué la mente se derrama
en buscar al dolor nuevo argumento?
Basta ejemplo menor, basta el presente,
que aún se ve el humo aquí, se ve la llama,
aun se oyen llantos hoy, hoy ronco acento;
tal genio o religión fuerza la mente
de la vecina gente,
que refiere admirada
que en la noche callada
una voz triste se oye que llorando,
"Cayó Itálica", dice, y lastimosa,
eco reclama "Itálica" en la hojosa
selva que se le opone, resonando
"Itálica", y el claro nombre oído
de Itálica, renuevan el gemido
mil sombras nobles de su gran ruina:
¡tanto aún la plebe a sentimiento inclina!
Esta corta piedad que, agradecido
huésped, a tus sagrados manes debo,
les do y consagro, Itálica famosa.
Tú, si llorosa don han admitido
las ingratas cenizas, de que llevo
dulce noticia asaz, si lastimosa,
permíteme, piadosa
usura a tierno llanto,
que vea el cuerpo santo
de Geroncio, tu mártir y prelado.
Muestra de su sepulcro algunas señas,
y cavaré con lágrimas las peñas
que ocultan su sarcófago sagrado;
pero mal pido el único consuelo
de todo el bien que airado quitó el cielo
Goza en las tuyas sus reliquias bellas
para envidia del mundo y sus estrellas.
Canción a las ruinas de Itálica / Rodrigo Caro
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Venus adolescente de Itálica, yo he visto
(bajo tu pie desnudo el nácar irisado)
resucitar tu carne que aún no ofendía a Cristo
tu blanco muslo erecto, junto al delfín mojado.
Nacían de tu mármol brisas de litorales
y era tu tumba un eco de milenarias olas.
Verdes como tus rocas, los tritones joviales
hinchados sus carrillos, soplaban caracolas.
¿Presidiste algún quieto estanque o una rosa
dio rubor a tu vientre de íntima carne exacta?
(Y vi a los campesinos cómo te alzaban; Diosa...
sus manos sembradoras, en tu belleza intacta...)
¡Descabezada Dea!; porque no estás turbada
por el vil pensamiento, serás pura Norma.
Yo he encontrado, palpando tu dimensión sagrada
el Número de Oro, que eternizó tu forma.
Y miré sobre el resto del rizado cabello
el óvalo de nubes donde estuvo tu cara
los ojos, sin pupilas, sobre el truncado cuello
y una boca salina, de mármol de Carrara.
El mundo antiguo vive en ti; los agresivos
pechos con oleaje de túnicas, de Diana.
La danza en la pradera de los flautistas chivos
y los centauros jóvenes, bajo la azul mañana.
Te sueño en una fuente de mirtos y laureles
en el seno el reflejo del agua y sombras de hojas
sobre un mosaico alegre, de espigas y corceles,
y un Baco, de agrios pámpanos, en las melenas rojas.
Venus de Itálica / Agustín de Foxá Torroba
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........... José María Cano / 1997
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En memoria de los soldados españoles muertos en Haití el pasado 16 de abril, cuando el helicóptero de la Armada española en que viajaban se estrelló contra el suelo. A Luis Fernando Torija Sagospe, comandante del Cuerpo de Intendencia, de 44 años, natural de Madrid, casado y con dos hijos; A Francisco Forne Calderón, teniente de Infantería de Marina, de 37 años, natural de Barcelona, casado y con tres hijos; A Manuel Dormido Garrosa, alférez de navío, de 35 años, natural de Valencia, casado y con un hijo; y a Eusebio Villatoro Costa, cabo mayor de Infantería de Marina, de 41 años, natural de Cádiz, casado y sin hijos.
