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martes, 20 de abril de 2010

LA ANTIGÜEDAD / Hispania / ¡Oh, fábula del tiempo!


















Mármol de Paros./.Altura: 211 cm.
Itálica / Sevilla / 117 d.C.
Museo Arqueológico de Sevilla




¡Oh, fábula del tiempo!

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Los bárbaros, (…), se reparten a la suerte las regiones de las provincias para habitarlas. Los vándalos y los suevos ocupan la Gallaecia, sita en la extremidad occidental del mar Océano; los alanos las provincias de Lusitania y Cartaginense y los vándalos, de sobrenombre silingos, se reparten en suertes la Bética. Los hispanos, que por ciudades y castillos habían sobrevivido a tales plagas, se someten a la servidumbre de los bárbaros que señoreaban las provincias...

Hidacio / Chronicon


Sierra Sur de Sevilla..
Estos de pan llevar campos ahora,
fueron un tiempo Itálica. Este llano
fue templo. Aquí a Teodosio, allí a Trajano
puso estatuas su patria vençedora.


En este çerco fueron Lamia y Flora
llama y admiraçión deel vulgo vano;
en este cerco el luchador profano
deel aplauso esperó la voz sonora.


¡Cómo feneçió todo, ay!; mas erguidas,
a pesar de fortuna y tiempo, vemos
estas y aquellas piedras combatidas.


Pues si vencen la edad y los estremos
deel mal, piedras calladas y sufridas,
suframos, Amarilis, y callemos.
A las Ruinas de Itálica, que ahora llaman Sevilla la Vieja, junto a las quales está su eredamiento mirarbueno / Soneto XXVI / Francisco de Medrano

Itálica / Cardo máximo..
Todo desapareció: cambió la suerte voces alegres en silencio mudo. Como escribe el poeta, Itálica representa la gran fábula del tiempo. Primer asentamiento romano como guarnición avanzada en el valle del Guadalquivir, los emperadores Trajano y Adriano hicieron de ella la cima del progreso y el lujo urbanos.












Mármol de Paros / Altura: 220 cm.........
Itálica ./.Sevilla ./. 117-138 d.C.........




Pero templos, termas, teatro, casas, jardines y césares murieron, dejando tan sólo entre sus calles destruidas y arcos destrozados, un murmullo triste: cayó Itálica, cayó Roma.












............ Retrato de Adriano

..Mármol pentélico / Altura: 82 cm...Itálica . / Sevilla ./ 135-140 .d.C...Museo . Arqueológico. de .Sevilla.....
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Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora
campos de soledad, mustio collado,
fueron un tiempo Itálica famosa.

Aquí de Cipión la vencedora

colonia fue; por tierra derribado

yace el temido honor de la espantosa

muralla, y lastimosa

reliquia es solamente

de su invencible gente.

Sólo quedan memorias funerales

donde erraron ya sombras de alto ejemplo

este llano fue plaza, allí fue templo;

de todo apenas quedan las señales.

Del gimnasio y las termas regaladas

leves vuelas cenizas desdichadas;

las torres que desprecio al aire fueron

a su gran pesadumbre se rindieron.

Este despedazado anfiteatro,

impío honor de los dioses, cuya afrenta

pública el amarillo jaramago,

ya reducido a trágico teatro,

¡oh fábula del tiempo, representa

cuánta fue su grandeza y es su estrago!


¿Cómo en el cerco vago

de su desierta arena

el gran pueblo no suena?

¿Dónde, pues fieras hay, está, el desnudo

luchador? ¿Dónde está el atleta fuerte?

Todo desapareció, cambió la suerte

voces alegres en silencio mudo;

mas aun el tiempo da en estos despojos

espectáculos fieros a los ojos,

y miran tan confusos lo presente,

que voces de dolor el alma siente,

Aquí nació aquel rayo de la guerra,

gran padre de la patria, honor de España,

pío, felice, triunfador Trajano,

ante quien muda se postró la tierra

que ve del sol la cuna y la que baña

el mar, también vencido, gaditano.


Aquí de Elio Adriano,

de Teodosio divino,

de Silo peregrino,

rodaron de marfil y oro las cunas;

aquí, ya de laurel, ya de jazmines,

coronados los vieron los jardines,

que ahora son zarzales y lagunas.

La casa para el César fabricada

¡ay!, yace de lagartos vil morada;

casas, jardines, césares murieron,

y aun las piedras que de ellos se escribieron.


Fabio, si tú no lloras, pon atenta

la vista en luengas calles destruidas;

mira mármoles y arcos destrozados,

mira estatuas soberbias que violenta

Némesis derribó, yacer tendidas,

y ya en alto silencio sepultados

sus dueños celebrados.

Así a Troya figuro,

así a su antiguo muro,

y a ti, Roma, a quien queda el nombre apenas,

¡oh patria de los dioses y los reyes!

Y a ti, a quien no valieron justas leyes,

fábrica de Minerva, sabia Atenas,

emulación ayer de las edades,

hoy cenizas, hoy vastas soledades,

que no os respetó el hado, no la muerte,

¡ay!, ni por sabia a ti, ni a ti por fuerte.


Mas ¿para qué la mente se derrama

en buscar al dolor nuevo argumento?

Basta ejemplo menor, basta el presente,

que aún se ve el humo aquí, se ve la llama,

aun se oyen llantos hoy, hoy ronco acento;

tal genio o religión fuerza la mente

de la vecina gente,

que refiere admirada

que en la noche callada

una voz triste se oye que llorando,

"Cayó Itálica", dice, y lastimosa,

eco reclama "Itálica" en la hojosa

selva que se le opone, resonando

"Itálica", y el claro nombre oído

de Itálica, renuevan el gemido

mil sombras nobles de su gran ruina:

¡tanto aún la plebe a sentimiento inclina!


Esta corta piedad que, agradecido

huésped, a tus sagrados manes debo,

les do y consagro, Itálica famosa.

Tú, si llorosa don han admitido

las ingratas cenizas, de que llevo

dulce noticia asaz, si lastimosa,

permíteme, piadosa

usura a tierno llanto,

que vea el cuerpo santo

de Geroncio, tu mártir y prelado.

Muestra de su sepulcro algunas señas,

y cavaré con lágrimas las peñas

que ocultan su sarcófago sagrado;

pero mal pido el único consuelo

de todo el bien que airado quitó el cielo

Goza en las tuyas sus reliquias bellas

para envidia del mundo y sus estrellas.


Canción a las ruinas de Itálica /
Rodrigo Caro

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Italica / Documental (I)
Italica / Documental (II)
Itálica / Documental (III)


Itálica es de cine
Ciudad de Itálica / Reconstrucción virtual


Domus de los Pájaros / Itálica / Reconstrución virtual
Domus (collegium) de la Exedra / Itálica / Reconstrucción virtual

Domus del Planetario / Itálica / Reconstrucción virtual

Acueducto / Itálica / Reconstrucción virtual

Castellum aquae / Itálica / Reconstrucción virtual

Termas Mayores / Reconstrucción virtual


Teatro / Itálica /Reconstrucción virtual
Traianeum / Itálica / Reconstrucción virtual

Anfiteatro / Itálica / Reconstrucción virtual


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Venus adolescente de Itálica, yo he visto

(bajo tu pie desnudo el nácar irisado)

resucitar tu carne que aún no ofendía a Cristo

tu blanco muslo erecto, junto al delfín mojado.


Nacían de tu mármol brisas de litorales

y era tu tumba un eco de milenarias olas.

Verdes como tus rocas, los tritones joviales

hinchados sus carrillos, soplaban caracolas.


¿Presidiste algún quieto estanque o una rosa

dio rubor a tu vientre de íntima carne exacta?

(Y vi a los campesinos cómo te alzaban; Diosa...

sus manos sembradoras, en tu belleza intacta...)


¡Descabezada Dea!; porque no estás turbada

por el vil pensamiento, serás pura Norma.

Yo he encontrado, palpando tu dimensión sagrada

el Número de Oro, que eternizó tu forma.


Y miré sobre el resto del rizado cabello

el óvalo de nubes donde estuvo tu cara

los ojos, sin pupilas, sobre el truncado cuello

y una boca salina, de mármol de Carrara.


El mundo antiguo vive en ti; los agresivos

pechos con oleaje de túnicas, de Diana.

La danza en la pradera de los flautistas chivos

y los centauros jóvenes, bajo la azul mañana.


Te sueño en una fuente de mirtos y laureles

en el seno el reflejo del agua y sombras de hojas

sobre un mosaico alegre, de espigas y corceles,

y un Baco, de agrios pámpanos, en las melenas rojas.


Venus de Itálica /
Agustín de Foxá Torroba


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Epílogo / Luna / Renée Fleming
........... José María Cano / 1997

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........... .......... Descansen en Paz

viernes, 22 de enero de 2010

- LA ANTIGÜEDAD / Hispania


Hispania ...... ....... .. .. .........
Munigua / Sevilla / Siglo Il d. C.
Museo Arqueológico de Sevilla .





La organización durante el Alto Imperio: fantasía bética
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Para la península Ibérica el período del Alto Imperio fue una época de mutación y de aculturación, en una palabra, de romanización.

Durante el mismo las élites hispánicas participaron en la expansión de la ciudad y contribuyeron al éxito de fórmulas de autonomía local derivadas de modelos romanos adaptadas a la lenta difusión de la ciudadanía romana. Justamente la originalidad de la organización romana consistió en delegar una parte de las responsabilidades de gobierno a las élites municipales, mientras el poder central se alzaba como árbitro de la competición por los honores y la integración de los provinciales.





La ciudad hispana
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Para el emperador Hispania era una expresión geográfica y administrativa. Su división en tres circunscripciones provinciales obedecía a necesidades gubernamentales. Políticamente, Roma sólo reconocía a las comunidades y a las élites sociales ligadas a ellas. Las ciudades se presentaban como entidades autónomas capaces de gobernarse a imagen del pueblo romano. Según Plinio el Viejo la Bética contaba con 175 ciudades, la Lusitania con 45 y la Tarraconense con 179, de las que dependían otros 293 centros, lo que supone un total de 399 ciudades autónomas.

A excepción de las grandes aglomeraciones, las ciudades eran de dimensiones modestas, oscilando su población entre los 1.000 y los 2.000 habitantes. Ahora bien, cada una de estas ciudades era el centro de pequeñas aglomeraciones y de una población rural dispersa; en total, ello suponía unos 10.000 habitantes de estatuto libre por cada ciudad, lo que da una cifra aproximada de 4.000.000 de habitantes para el conjunto de la Península, sin contar los extranjeros y los esclavos. En total, la población de esta podría situarse en torno a los 5.000.000 millones de habitantes.


Jurídicamente, las ciudades podían regirse por el derecho romano, que daba plena ciudadanía a sus habitantes, o por el derecho latino, que les concedía una ciudadanía limitada. Existían otros centros regidos por el derecho "extranjero", es decir, el derecho aplicado a los sometidos. A nivel político, el rango de las ciudades variaba según las vicisitudes de la conquista: podían ser colonias, municipios o ciudades indígenas libres, federadas o tributarias.

Se sorprendió Adriano de que los italicenses, así como los otros antiguos municipios, entre los que citó el de Utica, en vez de seguir viviendo según sus propias leyes y costumbres, pidiesen ser convertidos en colonias.

Aulio Gelio / Noctes Atticae

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Las oligarquías urbanas de Hispania aspiraban a mejorar su estatus político en el seno del
Imperio. Itálica, fundada en 206 a.C. conservó hasta mediados del siglo II d.C. sus propias leyes y órganos de gobierno. La ciudad no obtuvo el título de municipio hasta una época avanzada, probablemente con César. Cuando Adriano, nacido en ella, llegó a ser emperador, Itálica solicito el título de colonia. Adriano se sorprendió por esta demanda -recogida en su correspondencia- puesto que por entonces el título de colonia empezaba a ser más bien una carga. EI Emperador creía mas conveniente para la ciudad que conservase sus propias leyes y costumbres, pero accedió a la petición (123 d.C.). La oligarquía de la ciudad desarrolló un impresionante programa de construcciones públicas para mostrar la magnificencia de la nueva colonia. Sin embargo, algunas de estas obras no llegaron a terminarse: Itálica no las pudo costear a finales de siglo, en una época en la que ya se manifestaban los síntomas de la crisis que amenazaba al Imperio.



Anfiteatro de Itálica / Este soberbio recinto, que contaba con unas 25.000 plazas, es testimonio de florecimiento de la ciudad en época de Adriano, quien dedicó especial atención al embellecimiento de la misma.



Miliario
Itálica / Sevilla / 117-138 d.C.
Museo Arqueológico de Sevilla











Adriano, hijo adoptivo de Trajano, y como éste oriundo de Itálica, erigió este miliario. Ambos engrandecieron su ciudad natal, junto a la que, en su época, creció un nuevo núcleo urbano, la Nova Urbs.

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El régimen municipal
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La organización interna de la ciudad estaba en manos de un senado (ordo decuriorum), que se ocupaba de todas las cuestiones esenciales para la vida de la comunidad en materia de religión, derecho publico, finanzas, justicia, embajadas y concesión de honores. La jerarquía de los magistrados comprendía, por orden de importancia, los duunviros, los ediles y los cuestores. En principio, los cargos eran elegidos por el pueblo entre los decuriones. Los ciudadanos locales -populus- tenían poco poder, más alIá de la participación anual en las elecciones. A pesar de elIo, los notables no podían correr el riesgo de crear descontento entre el pueblo, por miedo a posibles revueltas. En este sentido, la regularidad y la abundancia del abastecimiento eran cuestiones respecto a las cuales la población era poco transigente.

(...) También se esforzaba, además, por tener noticias detalladas de los almacenes de vituallas del ejército, e inspeccionaba diligentemente las rentas de las provincias por si faltaba algo en algún sitio subsanar la deficiencia.

Historia Augusta / Adriano, 11,1

A pesar de que el evergetismo era el corolario obligatorio de los cargos municipales, las grandes obras monumentales -áreas de triunfo, teatros, anfiteatros, plazas, termas, acueductos, etc.- únicamente se erigían en ciudades ricas y políticamente importantes, como Tarraco, Itálica , Emerita, etc...




Campo y ciudad
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Isla Mayor / Sevilla.

La expansión del urbanismo implicaba un importante desarrollo de la agricultura. La paz romana facilitó una mejor explotación del suelo y la introducción de técnicas y prácticas itálicas, lo que probablemente trajo consigo un aumento de la superficie cultivada y el aumento de la producción, así como la extensión de nuevos cultivos como la vid y el olivo, además de una mejora de los rendimientos cerealísticos. La difusión de las villas (villae) permite apreciar la evolución de la agricultura. Estos centros de explotación agrícola aparecieron desde época republicana en el sur de la Lusitania, pero fue con posterioridad a Augusto cuando se extendieron por Cataluña, Levante y el valle del Ebro.

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Sepulcro de la familia Atilia / Sádaba / Zaragoza / Siglo II d.C.
Durante el alto imperio, el aumento de poder e influencia de la oligarquía hispanorromana en Hispania y en la propia Roma halló su correlato en los monumentos privados y públicos que erigió.

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Paradójicamente, su aparición en la Bética fue tardía, lo que se ha atribuido a diferentes causas: las vicisitudes de las guerras civiles, que afectaron especialmente a dicha provincia; el predomino de los asentamientos de veteranos, que dividieron las mejores tierras en pequeñas propiedades familiares, a la larga continuidad del sistema de explotación indígena. Durante la dinastía de los Flavios la villa se desarrolló en las regiones interiores y septentrionales. La prosperidad agrícola se benefició de la multiplicación de los intercambios comerciales y la apertura de circuitos interprovinciales.

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De entre los productos hispanos consumidos preferentemente en Roma destacaron el vino y el aceite. El vino layetano era conocido, aunque no muy alabado; su precoz comercio hacia el sur de la Galia afectó finalmente al propio mercado itálico, como destacan Plinio y Marcial. También los vinos de Lauro -Liria- o de Tarraco fueron consumidos en la capital.

Un caso un poco diferente fue el del aceite hispano, de origen bético en su mayor parte, que se exportó a Roma y al resto del Imperio a través de un tributo, la annona imperial. Su consumo en Roma ha quedado demostrado por el estudio del monte Testaccio, que, como indica su nombre, es una colina artificial formada entre los siglos I y III d.C. por fragmentos de envases cerámicos, procedentes sobre todo de la Bética y acumulados allí tras vaciar su contenido en los almacenes de Roma. Éste es un concluyente testimonio de la importancia del comercio del aceite en la economía imperial.

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Por entonces el artesanado conoció un nuevo auge. En las ciudades más romanizadas, los artesanos eran generalmente de origen servil o liberto. En cambio, en los centros más ruralizados, donde predominaba la población sin derecho de ciudadanía, los artesanos eran por lo general hombres libres. Los productos especializados, como las cerámicas de mesa, circulaban a través de comerciantes especializados. La producción artesanal de otros objetos no sobrepasaba el ámbito regional, y estaba estrechamente relacionada con los centros rurales y los mercados locales.

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Bomba de achicar agua de Ctesibio
Minas de Sotiel Coronado / Siglos I o II d.C.
Calañas / Huelva
Museo Arqueológico de Nacional / Madrid















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La riqueza en metales de la Península llevó a Roma a legislar todos los aspectos referentes a la actividad minera. Las minas, de propiedad estatal, se arrendaban a particulares. De época altoimperial -probablemente de tiempos de Adriano, aunque basada en una legislación anterior promulgada por los Flavios- se conserva en Aljustrel -Alentejo, Portugal- una ley de este tipo, la Lex Metalli Vipascensis, documento en bronce único en el Imperio. En ella se regulaban tanto aspectos técnicos de las explotaciones mineras -subasta de pozos, su apuntalamiento, las condiciones de los canales de conducción de aguas, etc.-, como cuestiones relativas a las personas y profesiones que tenían que ver con la explotación: banqueros, médicos, barberos, baños públicos, picadores, fundidores, etc. Se fijaban así tasas, derechos y obligaciones de los servicios que afectaban a los mineros, garantizando tanto el buen funcionamiento de la explotación como la obtención del máximo provecho tributario para el fisco imperial.





Los hispanos
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Antes que otras regiones del Imperio, Hispania albergó un importante contingente de ciudadanos romanos. En un primer momento, estas familias contribuyeron a la asimilación del modelo ciudadano. La integración completa de los indígenas se efectuó mediante la concesión de la ciudadanía romana de pleno derecho. No obstante, el estatuto ciudadano romano no era incompatible con el ejercicio de la ciudadanía local, independientemente del régimen jurídico de la comunidad de origen del individuo.

La ciudadanía romana implicaba la sumisión a los dioses romanos y al emperador reinante, el uso corriente del latín, la aceptación del derecho público y privado romano, el pago de ciertos impuestos, el servicio en las legiones y ciertas garantías judiciales, como el derecho a ser juzgado por tribunales especiales. Se cree que, en época de Augusto, los hispanos con ciudadanía romana representaban el 20 o el 25 % del total de la población peninsular.

Cada hispano consideraba su ciudad natal, su natio, como su verdadera patria, de la cual se sentía orgulloso y solidario. Las élites locales no surgieron únicamente de entre los indígenas que accedieron progresivamente a la ciudadanía: en las ciudades tempranamente romanizadas también aparecieron grupos de notables ambiciosos y competitivos, lo que explica el importante peso de los senadores de origen hispano en época de los Flavios y a inicios de dinastía de los Antoninos. Fueron estos grupos los que promovieron a Trajano y Adriano a la dignidad imperial.


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............ Sestercio con la efigie de Trajano, el primer emperador de origen provincial. 98-117 d.C.
............ Gabinete numismático de Cataluña / Gabinet Numismàtic de Catalunya / MNAC / Barcelona

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Andalucía es de cine

Paisajes de Andalucía

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Suena: Fantasía Bética I / Fantasía Bética II..

........... .......... Isaac Albéniz / 1919

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