sábado, 10 de julio de 2010

LA ANTIGÜEDAD / Los godos / Recaredo y las revueltas anteriores al III Concilio de Toledo

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.. Recaredo..............................

Juan
. de. León. /. 1750.......
Palacio Real.de Madrid
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Recaredo (II): Las revueltas anteriores al III Concilio de Toledo

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De algún modo y a pesar de los triunfos militares iniciales que protagonizó allende los Pirineos contra Gontrán siendo aún consorte, victorias que no en vano le prestigiaron y catapultaron sin discusión al trono, Recaredo heredaba la hostilidad franca en la Septimania, permanente foco de tensión, dada la lejanía de dicho territorio respecto a Toledo, capital del Reino. Así, apenas instalado el nuevo monarca en el poder, el duque Desiderio organiza un nuevo ataque a la recién recuperada Carcasona, revuelta que contribuyó a mantener vivo el fuego de la discordia francogoda , pero que finalizó con la muerte del rebelde ante las murallas de la ciudad.

El problema, sin embargo, se complicaría poco después en virtud de la terquedad de Gontrán, pues la buena voluntad de Recaredo, en efecto, queda demostrada cuando, a instancias de su madrastra, Goswintha, con quien se había reconciliado, envía mensajeros a aquél y a Childeberto pidiendo a ambos el establecimiento entre francos y visigodos de una paz duradera que pusiera término a aquel perenne batallar.

Mas la reacción de Gontrán estuvo muy lejos de ser la esperada, pues éste se negó en rotundo a recibir a los emisarios y, sin respiro, cerró las fronteras de la Septimania con el Reino Franco, lo cual se asemejaba mucho a una implícita declaración de guerra. Es por ello por lo que, a pesar de que no era la guerra sino la paz lo que anhelaba de Recaredo, fracasada su política de concordia, los visigodos se vieron obligados a traspasar, de nuevo victariosamente, los límites del Reino.

Sin embargo y una vez superada la crisis, Recaredo, que no se rinde, insiste y, con la meta de alcanzar la armonía entre ambos pueblos definitivamente, vuelve en seguida a la carga, una vez más, por cauces diplomáticos.

Convertido al catolicismo diez meses después de morir Leovigildo -hecho, de momento, mantenido en secreto, como se apuntaba en la anterior entrega-, Recaredo, en la idea de que semejante acontecimiento redefiniría necesariamente los perfiles del problema con los francos, lo comunica a Childeberto y Gontrán a través de una nueva embajada.

En esas circunstancias Childeberto se mostró partidario de la negociación, reconociendo de entrada la nula culpabilidad de Recaredo en la muerte de su hermana Ingundis. El monarca visigodo por su parte ofrecía además 10.000 escudos y su promesa de casarse con Clodosinda -hermana asimismo del rey franco- a cambio de la paz. Tanto Childeberto como Brunegilda, su celosa y ambiciosa madre, aceptaban los términos del trato, pero dejaron la decisión final, como no podía ser de otro modo, en manos de Gontrán, quien, sin embargo, se negó, una vez más, a cimentar la alianza, aduciendo esta vez que no podía correr el riesgo de enviar a Clodosinda al mismo país en que Ingundis había sido asesinada.

Todos los esfuerzos de Recaredo por lograr la paz con sus tercos adversarios del norte, pues, fueron vanos. La tensión con los francos, de la cual van a derivarse en los años posteriores dramáticos testimonios, persistía, mientras que, por otro lado, su renuncia a la fe arriana abría nuevos frentes, esta vez, internos.

Y es que, a pesar del secretismo con que se llevó a cabo, la filtración del abrazo al catolicismo por parte de Recaredo debió ser casi automática, por cuanto entre el mismo y la celebración del III Concilio de Toledo se suceden un buen numero conspiraciones por parte, como no podía ser de otro modo, de los obispos arrianos.

Se tiene cumplida noticia de tres de ellas, protagonizadas, respectivamente, por Sunna -traído a colación ya con anterioridad-, Uldila y Athaloc, localizándose la de este último en la problemática Septimania.

Santa María del Trampal / Arquitectura visigótica / Siglo VII / Alcuéscar / Cáceres .

De Sunna, obispo arriano de Emerita -Mérida-, se posee una información fidedigna gracias a la Vida de los Santos Padres de Mérida, fuente de suma utilidad para el conocimiento del período. En dicha crónica queda registrada su activa participación en las revueltas:

Sunna, convenció a algunos godos de noble cuna y grandes riquezas... y separó, a ellos y a una gran multitud de fieles, de las filas de los católicos y del seno de la Iglesia Católica y les instigó a tomar parte en la conspiración.

Conspiración, con centro en la Lusitania, obviamente, a la que se unieron como instigadores fundamentales los condes godos Legga y Wagirla y cuyo fin residía, claro está, en acabar con la vida de Recaredo.

Pero traicionada la conspiración por Witerico -futuro rey de Hispania-, Claudio, dux de Lusitania, no tuvo ninguna dificultad en hacer volver las aguas a su cauce. Wagirla fue capturado y perdonado generosamente por el obispo católico de Mérida. Legga, el otro civil de la conspiración, fue desterrado a la Galia franca, tras amputarle las manos, signo inequívoco de que hubo intención, por parte de los conspiradores, de convertirle en monarca. La suerte de Sunna fue semejante: Recaredo, en principio, intentó concederle el perdón a cambio de su conversión al catolicismo, pero ante su negativa fue desterrado, yendo a parar a Mauritania.

La segunda revuelta documentada que se produce tiene lugar en la Septimania apenas es comunicada por Recaredo a los francos la noticia de su conversión, y , al igual que ocurrió en la Lusitana, es protagonizada por un obispo, Athaloc, y dos condes godos, Granista y Urdigerno.

Los tres, sabedores de su hostilidad hacia Recaredo, solicitaron ayuda a Gontrán, quien no tardó en prestársela, de modo que, según los cronistas, llegaron hasta ellos en su auxilio "una infinita multitud de francos". Claudio, una vez más, fue el encargado de desbaratar los planes de los rebeldes, dejando de nuevo semipacificada la siempre conflictiva y problemática Septimania, donde, como se ve, Gontrán hacía cuanto estaba de su mano, religión al margen, por mantener avivado el fuego de la discordia.

Por último, meses antes de la inauguración solemne del Concilio en Toledo, Recaredo ha de salir al paso de un nuevo escollo, cuyo foco tiene lugar, en esta ocasión, dentro de la propia Familia Real. En efecto, es Goswintha, su madrastra, quien, tras llegar a una conciliación con Recaredo, aceptando momentánea y cínicamente el catolicismo, se rebela contra el Monarca, intentando, junto al obispo arriano Uldila, su destronamiento.

El fracaso de esta última tentativa, que condujo a Uldila al exilio y a Goswintha a la muerte -no se sabe, eso sí, en qué circunstancias- deja expedito el paso de Recaredo hacia el que será hecho decisivo de su reinado: el III Concilio de Toledo.

Con certeza se puede asegurar que en todas estas revueltas hubo un trasfondo material, en función, entre otras cosas, de que Recaredo restituyó a los obispos católicos perseguidos por su padre las iglesias y patrimonios que les habían sido arrebatados durante su reinado; lo cual no significa, conviene recalcarlo, más que lo que significa, pues las revueltas que se produjeron durante los primeros años del mandato del nuevo rey fueron auténticas maniobras políticas, tanto en la Septimania, como en la Lusitania, como en el caso protagonizado por Goswintha.

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Suena: Kyrie / Misa de la Coronación / Krönungsmesse

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2 comentarios :

Daphne Rosas dijo...

Dejando atrás esta entrada por un momento.....GOOOOOOOOOOLLLLLLL. España acaba de declararse campeón del mudial!!!!!!!!! Felicidades a todos los españoles!

Jose dijo...

¡¡¡SIIIIII!!!¡¡¡ESPAÑA ES CAMPEONA DEL MUNDOOOOO!!!

:)**

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