viernes, 23 de octubre de 2009

- LA ANTIGÜEDAD / Hispania

Los últimos días de Numancia ...
Alejo Vera y Estaca / 1880 ...
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Óleo sobre lienzo / 335 x 500 cm.
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Museo Nacional del Prado / Madrid
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La resistencia indígena

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Al plan de conquista y organización del territorio diseñado por Roma se opuso la encarnizada resistencia de los pueblos indígenas.

Si se pudiera pensar en una guerra de fuego no se podría imaginar ninguna otra más que ésta.

Así expresó el historiador griego Polibio la dureza de la guerra celtibérica (153-133 a.C.), que con el asedio y destrucción de Numancia dio a las historiografía nacional uno de sus mayores hitos.

Pompeyo retornó otra vez a Numancia e intentó desviar el curso de un río hacia la llanura con objeto de reducir la ciudad por hambre. Pero los numantinos lo atacaron mientras estaba dedicado a esta tarea, y sin ninguna señal de trompeta, saliendo a la carrera todos juntos, asaltaron a los que trabajaban en el río. También asaetearon a los que venían en su auxilio desde el campamento y los encerraron dentro del mismo. Atacando a otros que buscaban forraje, mataron a muchos y entre ellos a Opio, tribuno militar. En otro lugar atacaron a los romanos cuando cavaban una zanja y dieron muerte a cuatrocientos y a su jefe. Después de estos sucesos vinieron a Pompeyo desde Roma consejeros, y para los soldados, que llevaban ya seis años de campaña, nuevos reemplazos recién reclutados, todavía sin entrenar y sin experiencia de la guerra. Pompeyo, avergonzado por sus desastres y ardiendo en deseos de recuperar su honor, permaneció con éstos en el campamento durante el invierno. Los soldados, acampados al aire libre en medio de un frío gélido y poco habituados aún al agua y el clima del país, enfermaron del vientre y algunos perecieron. A un destacamento que había salido en busca de forraje, los numantinos, ocultándose, le tendieron una emboscada muy cerca del campamento romano y les dispararon dardos para provocarles, hasta que algunos, sin poder soportarlo salieron contra ellos, y los que estaban emboscados salieron de su escondite y les hicieron frente. Muchos soldados y oficiales romanos perecieron y los numantinos salieron al encuentro de los que llevaban el forraje y mataron a muchos.


Pompeyo, aquejado por tan graves reveses, se retiró a las ciudades en compañía de sus consejeros para pasar el resto del invierno, a la espera de que llegara su sucesor en primavera. Temeroso de ser llamado para una rendición de cuentas, entabló negociaciones a ocultas con los numantinos con vistas de poner fin a la guerra. Y éstos, a su vez, cansados por la gran mortandad de sus mejores hombres, por la falta de productividad de la tierra, por la escasez de alimentos y por la duración de la guerra, que se prolongaba más de lo esperado, enviaron emisarios a Pompeyo. Éste les ordenó públicamente entregarse a los romanos pues no conocía otra forma de pactar digna de Roma, pero en secreto les prometió lo que pensaba hacer. Cuando hubieron llegado a un acuerdo y se entregaron, les exigió rehenes, prisioneros de guerra y a los desertores, y lo obtuvo todo. También pidió treinta talentos de plata. Los numantinos entregaron una parte de esta suma de inmediato y Pompeyo estuvo de acuerdo en esperar para el resto. Cuando se presentó su sucesor, Marco Popilio Lena, ellos llevaron el resto del dinero, y Pompeyo, al sentirse liberado del miedo a la guerra a causa de la presencia de su sucesor y siendo consciente de que el tratado era vergonzoso y se había realizado sin el consenso de Roma, negó haber llevado a cabo pacto alguno con los numantinos. Entonces, éstos probaron su falsedad mediante los testigos que estaban presentes en aquella ocasión, pertenecientes al senado y los prefectos de caballería y tribunos militares de Pompeyo. Popilio los envió a Roma para que se querellaran allí con Pompeyo. Celebrado el juicio en el senado, los numantinos y Pompeyo dirimieron su querella y el senado decidió continuar la guerra con los numantinos (...).

Apiano de Alejandría / Historia de Roma / Sobre Iberia


Hispania I
Memoria de España


El sitio de Numancia
Juan Antonio Cebrián / La rosa de los vientos
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Suena: Muerte de Sigfrido y Marcha fúnebre / El ocaso de los dioses (Götterdämmerung)
El anillo del nibelungo (Der ring des nibelungen) / Richard Wagner / 1876

5 comentarios :

balehead dijo...

A mí, que me gusta llevar la contraria, siempre me ha parecido que no tienen tanto mérito los numantinos. Quiero decir que resistir en unas tierras que conoces, con un clima al que estás acostumbrado, y con la única opción de acabar siendo sometido por un pueblo en expansión, le inflaman el patriotismo a cualquiera. Peor lo tenían los muchachos llegados de Roma de los que nos habla Apiano, sufriendo la guerra de guerrillas sin apenas preparación y, sobre todo, a ese enemigo implacable de cualquier ejército que es la disentería...
Pero, en fin, lo peor en cualquier batalla son las decisiones que se toman en los "despachos". Porque ahí sí que se dan puñaladas traperas. Supongo que veo las cosas así porque siempre me ha interesado la Historia en pequeño, la de las gentes de a pie que luchan mientras los acontecimientos las arrastran a un lado o a otro.

En cuanto "a lo mío", sigue su curso habitual sin novedades reseñables. Y tras el parte diario sobre mi salud (jeje) sólo desearte que tengas un día estupendo para ti y tu bici.
Besos, muchos besos, a puñados...
Vane.

Diana de Méridor dijo...

Ay Numancia! Se masca la tragedia,monsieur.
Estamos a punto de llegar a otro de los episodios estelares de nuestra historia, simbolo de resistencia. No en vano se dice eso de "resistencia numantina".

Feliz sabado, monsieur

Bisous

Jose dijo...

Jejeje, sí, ya Vane..., me acuerdo de aquella anécdota que me contaste a propósito de la Expo'92 y el Parque de María Luisa...

En fin, yo, que digo de Roma, y no me refiero en este caso a la capital italiana, aunque si así fuera también lo suscribiría, lo que los madrileños de la de España, esto es, que de allí al cielo, oso, ya que estamos en plan castizo, je..., discrepar contigo en este caso y romper una lanza por los numantinos... Esa visión doméstica que tienes de la historia, que yo comparto en cierto modo, es muy atractiva, sí, pero también engañosa, bajo mi punto de vista. De todos modos así mismo es aplicable al caso de nuestros particulares irreductibles... Qué lástima, por cierto, no haber tenido un Goscinny y un Uderzo que los retratasen de una forma tan divertida y cómica como la que pusieron en práctica con los galos. Y es que lo nuestro es otra cosa: nuestra tendencia al drama y la autoflagelación no tiene límites; aquí sin tragedia no hay paraiso... Ello explica tantas cosas... Pero bueno, ese es otro tema... :)

Piensa que para los numantinos su mundo, su forma de vida, de entenderla, mejor o peor que la de Roma, pero la suya, se iba al traste de la mano, además, de quien viene de fuera. Injusto desde el punto de vista de alguien de nuestro tiempo, de todas todas... Pobres unos y pobres otros..., así es... Pero ya se sabe, no debemos juzgar el pasado, y mucho menos con nuestra mirada, bajo el prisma de nuestros prejuicios. Ya se sabe, por otro lado, que este mundo, no podemos engañarnos, no es más que una selva, un valle de lágrimas que diría aquel, o como aquella famosa ranchera, nuestro destino es rodar y rodar y a ti te encontré en la calle, jajaja...

Y bueno, madame, como acabo de comentar a milady Balehead, así es, todo un drama, que es lo que más nos mola a los celtíberos de nuestros días, con todos los ingredientes además... La próxima entrega, por cierto: Viriato :)

Vane, ponte bien a la voz de ya..., es una orden... Empleando la secular expresión que trae a colación doña Diana: ante tan tediosa visita la resistencia ha de ser numantina...

Chicas, prosigo con las directrices: tened un muy feliz, qué digo, un excelentísimo fin de semana...

Dos millones de besos, uno para cada una...

balehead dijo...

"Numantino" sí que fue lo del Sporting ayer. Celebramos el empate a ceros como si hubiésemos ganado, no te digo más...
Me alegro que la bici y tú hayáis tenido un buen finde, por aquí hoy la lluvia nos da una tregua así que habrá que aprovechar. Quizás el sol sea el culpable de mi mejor ánimo, y también que la visita toca a su fin jeje
El caso es que la canción que he puesto hoy yo la llamo "la canción de Jose el sevillano" porque, posiblemente no te acuerdes, pero me la dedicaste en una rachilla mala que tuve y, bueno, desde entonces siempre me recuerda a ti ;D

Ya he hecho buen uso del millón y medio de besos, así que te envío otros tantos para ti:
muuuaacks!!!!!
Vane.

Jose dijo...

Jejeje... Ah, no sabes lo mucho que me alegra todo esto que me acabas de decir..., no lo sabes... ¡Vaya que no...! Y claro, claro que me acuerdo... : )

El sol y sus rubios destellos..., ¡qué gran aliado...!

Vane, que disfrutes enormemente de esta dorada y serena tarde de domingo otoñal tan maravillosa que estamos teniendo... Contemplar el Cantábrico desde ese bellísimo balcón desde el que te asomas y pasear por su orilla debe ser en estas circunstancias, más si cabe, toda una gozada...

The smile on your face lets me know...

: )

¡Un besazo, preciosa!

Pd. : ¡Aúpa Sporting!

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