lunes, 22 de noviembre de 2010

XXXV ANIVERSARIO DE LA PROCLAMACIÓN DEL REY


Lunes, 22 de noviembre de 2010

Sus Majestades los Reyes de España, Doña Sofía y Don Juan Carlos .... / Ricardo Macarrón / 1976.



LA MARAVILLOSA INNOVACIÓN MONÁRQUICA

Hugh Thomas



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La primera vez que vi a Don Juan Carlos fue en enero de 1975. Él todavía era Príncipe y Franco seguía vivo tras haberse recuperado, según todas las apariencias, de una grave enfermedad que había padecido el año anterior, cuando había transferido temporalmente el poder al Príncipe. Programé una entrevista en La Zarzuela y salí hacia las cuatro para asistir a la cita, prevista para las cinco. Al cabo de media hora el taxista me había llevado al Teatro de la Zarzuela de la calle Jovellanos, en el casco antiguo de Madrid, y no al palacio situado a las afueras. Me contuve y, con la ayuda de un mapa, dirigí el trayecto a lo largo de la carretera de La Coruña, donde vi que había una buena entrada a la auténtica Zarzuela. Pero al llegar allí me encontré con una verja que nunca llegó a abrirse. Nos dirigimos a toda prisa a la entrada principal mientras yo repetía una frase que creo que era de Luis XVIII: «La puntualidad es la educación de los reyes».

Llegué tres cuartos de hora tarde a mi cita. Don Juan Carlos no pudo ser más considerado. «Mire —me dijo—, tengo que irme a ver a Franco para hablar de un posible viaje que quiero realizar a China. Quédese aquí, charle con mi secretario particular y yo volveré en media hora». Y allí me quedé, y hablé con su secretario particular, que era muy inteligente, y el Príncipe regresó y me concedió una excelente entrevista.


La Guardia Real en formación recibe en la Plaza de la Armería a los nuevos embajadores extranjeros en nuestro país que acuden al Palacio Real de Madríd para presentar cartas credenciales a Su Majestad el Rey Don Juan Carlos

Le pregunté qué clase de Monarquía pensaba instaurar. «Una Monarquía muy moderna», me respondió, y así lo hizo. Nada de aquel viejo estilo cortesano que había dado al reinado del Rey Alfonso XIII un aire un tanto pomposo. Lo que hizo Don Juan Carlos fue implantar la Monarquía en noviembre de 1975, no como si fuese una restauración, sino algo bastante nuevo. Eso obedeció en parte a que él y Doña Sofía eran muy jóvenes en comparación con Franco y sus generales, que habían dominado España durante mucho tiempo. Pertenecían a una nueva generación. Franco había mantenido relación con personas jóvenes como Adolfo Suárez y también Fraga, quien por entonces tenía aún unos 40 años. Pero Don Juan Carlos pareció infundir un cambio muy refrescante a lo que parecía una institución bastante nueva, con la que la mayoría de los españoles nunca había tenido experiencia. De hecho, algunos viejos monárquicos mostraron su rechazo a la falta de ceremonia de Don Juan Carlos. Recuerdo que asistí a un congreso del partido de Fraga, creo que en Barcelona, y en la mesa a la que yo estaba sentado, los invitados criticaron muy duramente a Don Juan Carlos. Sus innovaciones les habían disgustado.


En cuanto Don Juan Carlos fue proclamado ante las Cortes y tuvo un Te Deum de acción de gracias, a la manera tradicional, en la iglesia de San Jerónimo el Real, se embarcó en los brillantes cambios que España necesitaba para convertirse en una democracia occidental. No es preciso detallarlos, pues son de sobra conocidos. Uno de los elementos esenciales del proceso que merece la pena recordar fue el denominado Pacto de la Moncloa, que relegó a la historia todas las discrepancias del pasado. No creo que esos cambios democráticos se hubieran podido materializar sin violencia de no ser por ese acuerdo.


Palacio de las Cortes / Congresos de los Diputados / ............. Neoclasicismo español / Narciso Pascual Colomer / Siglo XIX

Estos logros son los que afianzaron a Juan Carlos como Monarca. Fue un líder de máxima importancia en la instauración de la libertad y también de la Monarquía, una combinación que no siempre ha caracterizado a la vida monárquica. La restauración de la década de 1870 fue sobre todo una restauración de la dinastía, y no primordialmente de la libertad, aunque el Rey Alfonso XII fue benigno y útil. La de 1812 fue exactamente igual.

Desde la implantación de la libertad y de un pacto constitucional, Don Juan Carlos ha personificado otro aspecto importante de la política del país, y éste es que incluso la gente sofisticada e inteligente del siglo XXI desea un jefe simbólico que exprese y afirme su identidad. Los ingleses se alegran de tener dicha representación en la persona de la Reina. No existe ninguna lógica en el sentimiento de lealtad y afecto que la mayoría de la ciudadanía inglesa profesa a su actual Monarca. Pero no son solo las Fuerzas Armadas las que la consideran el gobernador supremo del Reino.


Como todos recordamos, la Monarquía fue hasta la Primera Guerra Mundial el sistema político dominante en todo el mundo. Algunas, como la austrohúngara, eran en efecto ancestrales. Otras, como la de Italia, se valieron de una antigua familia de la realeza, los Saboya, para dirigir la nación. Francia, el país más monárquico por naturaleza, había probado en el siglo XIX tres tipos de realeza: la bonapartista, la borbónica, cuyo principal linaje era eminentemente capetiano, y los Orleans. No estoy convencido de que éstas o, de hecho, ninguno de esos países hayan encontrado una sucesión adecuada a sus antiguas tradiciones. Hay un viejo chiste que cuenta que un hombre entró en una biblioteca pública de París y pidió una copia de la Constitución. «Lo lamento, señor —respondió el bibliotecario—, no guardamos periódicos».

Incluso Estados Unidos y México, al igual que otras presidencias de Latinoamérica, parecen sistemas monárquicos electos en los que todavía se advierten muchos de los símbolos de la realeza.


Palacio del Senado / Fachada neoclásica / ...............................----------................... Aníbal Álvarez Bouquel / Siglo XIX

Curiosamente, lo que falta en todos nuestros sistemas es el planteamiento bicéfalo que caracterizó a dos de los Gobiernos más importantes de la Antigüedad: Roma, liderada por sus dos cónsules, y Esparta, regida por sendos reyes. En la política, la verdadera innovación es algo asombrosamente inusual. De ahí que la casualidad de que en la Inglaterra medieval hubiera dos cámaras parlamentarias haya afectado al mundo de tal manera que nunca vemos una constitución tricameral.


Estoy divagando. En solo 35 años, Don Juan Carlos ha impuesto una verdadera innovación política de la máxima importancia. Los dictadores nunca pueden prever a sus sucesores, y Franco fue lo bastante inteligente como para darse cuenta de ello. Recuerdo que don Adolfo Suárez tuvo la valentía de advertirle de la probable desaparición de su sistema antes de que muriera. Un Rey puede crear una institución que sobrevivirá. Esto se ha hecho para bien de muchas generaciones de españoles, y también de sus vecinos europeos que tanto los admiran.


Carruaje de. gala_utilizado_por_los_nuevos_embajadores_que_acuden_al Palacio Real de Madrid .a_presentar_credenciales

En Inglaterra tenemos una preciosa poesía infantil:

Yo tenía un pequeño nogal

No daba fruto alguno

Salvo una nuez de plata

y una pera de oro.

La hija del Rey de España

vino a visitarme

y todo por mi pequeño nogal.


Confío en que la maravillosa innovación monárquica de Don Juan Carlos perdure al menos tanto como esa poesía, y que la pera de oro de la ecuación siga siendo la magnífica Constitución que Don Juan Carlos legará.

Hugh Thomas, historiador y barón de Swynnerton / ABC / Domingo, 21.XI.2010



ULTIMA RATIO

Ignacio Camacho



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Si elogiar al Rey es un ejercicio cortesano, vivimos en un país con muchos millones de pelotas, porque la Corona se mantiene desde hace años y con invariable fijeza demoscópica como la institución mejor valorada por los españoles, y Don Juan Carlos, como la figura más respetada por la opinión pública. No es poco mérito cuando los españoles tienden a considerar a la clase dirigente como uno de los principales problemas de la nación, y sobre todo no es un mérito casual ni sobrevenido; a su papel histórico como impulsor de la refundación democrática y a su providencial firmeza ante el golpe del 23-F, el Monarca ha sabido añadir una conducta de irreprochable y continua sintonía con los ciudadanos y un trabajo meticuloso y neutralísimo de mediación, arbitraje y referencia.


Aquel Juan Carlos el Breve pronosticado por Carrillo hace treinta y cinco años se ha sabido ganar la legitimidad de ejercicio día tras día. Ha estado a las duras y a las maduras, a las buenas y a las malas: no ha habido alegría común que no haya celebrado ni sufrimiento que no haya compartido. Con la experiencia de haber nacido en el exilio, su mayor virtud ha sido el conocimiento preciso de los errores que provocaron anteriores fracasos y la cuidadosa determinación de no repetirlos; convertido en el símbolo principal de la democracia supo volver juancarlistas a los que no lograban hacerse monárquicos.

Ciudad de las Artes y las Ciencias / Ciutat de les Arts y les Cncies / Valencia / València /Santiago Calatrava y Félix Candela

Aunque la memoria general sitúa en la noche del tejerazo el punto cardinal de consolidación de la Monarquía, el éxito de este reinado se basa en una decisión anterior mucho más determinante: la de renunciar a los poderes supremos que le había conferido el franquismo para alumbrar una Constitución normalizada que limita su papel a una función de representación simbólica. A partir de ahí se construyó el pacto de la Transición desde el protagonismo de la sociedad civil y política, que la Corona ha sabido acompañar con una respetuosa sensibilidad en la que se ha fundamentado su prestigio.

Centro Tecnológico de Palmas Altas - Abengoa /..................................................... Sir Richard Rogers / 2009 / Sevilla

El liderazgo del Rey consiste en una intangible moral que supera su estricto rol político; encarna el anhelo de concordia nacional por encima de partidos y tendencias y sabe promover los acuerdos en que se apoya la voluntad de convivencia. La crecida radical y el crispado distanciamiento que caracterizan el actual escenario político han estrechado su margen de acción práctica pero también han agrandado su condición referencial, su aura de moderación y mesura en medio de la turbulencia, la agitación y el sectarismo. Tres décadas y media después, cuando los españoles parecemos empeñados en cometer las equivocaciones de las que entonces nos supimos librar, la Corona permanece como ultima ratio, clave de bóveda del equilibrio del sistema y su mejor y más sólido activo.


Ignacio Camacho / Una raya en el agua / ABC / Domingo, 21 noviembre 2010

Cuatro Torres Business Area / Norman Foster / César Pelli / Rubio Carvajal / E. Álvarez-Sala Walker / Henry Cobb / Madrid


MISA DE LA PROCLAMACIÓN

27 de noviembre de 1975




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JUAN CARLOS I, REY CONSTITUCIONAL





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Felicidades y muchas gracias por todo, Señor


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HOY SUENA

Concierto de Aranjuez

Allegro con spirito

Joaquín Rodrígo / 1939


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1 comentario :

PACO HIDALGO dijo...

Excelente entrada, Jose, para conmemorar los 35 años de reinado de D. Juan Carlos en nuestro país. Muy buena el texto del famoso hispanista británico Hugh Thomas, y también muy bueno el video de los 70 años de D. Juan Carlos. Merecido homenaje. Un cordial saludo.

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