George Braun / Frans Hogenberg / Gottfried von Kempen / Colonia / 1588 / Grabado / 33,5 x 47,1 cm. |
LAS ETAPAS CONSTRUCTIVAS | De Martín de Gainza a Hernán Ruiz II |
Monasterio de San Isidoro del Campo / Santiponce / Sevilla / Gótico - Mudéjar - Renacimiento - Barroco / Fundado en 1301 y convertido en panteón familiar de la Casa Medina-Sidonia por Guzmán el Bueno y su esposa -cuyos sepulcros 2 3, en los que destacan las figuras orantes de ambos, obras de Martínez Montañés, se atesoran en su interior-, fue durante siglos un centro cultural de primer orden. Su denominación, no en vano, remite a San Isidoro de Sevilla, cuyos restos mortales reposaron en la primitiva ermita que ocupó el lugar en que posteriormente se erigió el cenobio hasta el traslado de los mismos, en 1063, a la Real Colegiata de San Isidoro de León. Casi un milenio más tarde, también sería inhumado en este lugar Hernán Cortés, cuyos huesos serían asimismo removidos, en este caso, al otro lado del Atlántico, a Nueva España, hoy México. |
Monasterio de San Jerónimo de Buenavista / Sevilla / Gótico flamígero - Renacimiento - Estilo herreriano - Barroco / Fundado en 1413 por Diego Martínez, fraile procedente del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, este cenobio, que albergó en su seno, además de la Imprenta de Indias, obras artísticas de, ente otros, Pietro Torrigiano, Murillo, Valdés Leal o Juan Espial, y que funcionó asimismo como hospedería, acogió, hasta que -como ocurrió con los de Santa María de las Cuevas y San Isidoro del Campo- lo arruinaron la invasión napoleónica -que expulsó a los monjes y propició su expolio y destrucción- y las desamortizaciones de principios del siglo XIX, la visita de numerosas e ilustres personalidades, entre las que se cuentan los Reyes Católicos, el César Carlos, Felipe II, Felipe IV, el ilustrado Ceán Bermúdez o el pintor Francisco de Goya. |
Precisamente, los encargados de elegir la ubicación apropiada para erigir el nuevo hospital, como era preceptivo, serían los miembros del recién constituido triunvirato eclesiástico que habría de administrar la institución a lo largo de toda la Edad Moderna. La magnitud de la edificación -no en vano, con capacidad para 3.000 enfermos y, como ya vimos, tras el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, la de mayor envergadura del Renacimiento español-, las mejores condiciones de salubridad que se daban fuera del perímetro de las murallas y alto incremento que en los costes suponía hacerlo intramuros, fueron los factores determinantes que llevaron a los responsables de tomar esta primera y crucial decisión, a señalar un dilatado solar en las inmediaciones de la Puerta de la Macarena, extramuros, para que diera comienzo su contrucción.
Hospital de los Reyes Católicos, Hospital de Santa Cruz y Hospital Real de Granada / Plantas |
Con el propósito de recopilar la información pertinente que permitiese dar forma a un edificio de esta tipología y dimensiones se convoca Francisco Rodríguez Cumplido, maestro mayor de la catedral y obispado de Cádiz, quien, con tal fin, viaja a Santiago y Toledo y Granada, cuyos hospitales 4 5 6 -erigidos por los Reyes Católicos bajo la dirección de Enrique Egas-, junto al del de Lisboa -ciudad que también visitó-, estaban llamados a inspirar las trazas del sevillano.
Planta |
Las mismas, en las que, en cualquier caso, también se aprecia la influcencia del Hospital Mayor de Milán, obra de Filarete que conoció personalmente don Fadríque durante su estancia en la capital lombarda, fueron presentadas en noviembre de 1545.
Planta |
Hernán Ruiz el Joven, Pedro Machuca, Gaspar de Vega, Juan Sánchez, Luis de de Vega, los albañiles Diego Fernández y Benito de Morales, el mismo Francisco Rodríguez Cumplido y Martín de Gainza fueron algunos de los nombres más relevantes que se presentaron al concurso del que había de salir seleccionado el director de las obras… De este modo, y a pesar de los vehementes intentos del primero por hacerse con el puesto, para lo cual incluso recurrió al poco ortodoxo método del soborno –intentó ganarse el favor del Escribano Real, don Alonso García de Frías, entregándole 150 ducados-, finalmente fue el último, el por entonces maestro mayor de la Catedral hispalense, el designado. Su nombramiento que, envuelto en la polémica y la crítica, como no podía ser de otro modo, se formalizó después de numerosas deliberaciones del jurado el 30 de noviembre de 1545, permitió que tan sólo unos meses más tarde, el 25 de enero de 1546, con la apertura de las zanjas de cimentación, diesen comienzo las obras, colocándose la primera piedra el 12 de marzo de aquel mismo año.
Precisamente, para posibilitar el suministro de sillares, que arribarían a Sevilla desde El Puerto de Santa María y Morón de la Frontera, respectivamente, tanto por vía fluvial -remontando el Guadalquivir- como terrestre, hecho que por otra parte da una idea de la magnitud de la empresa, hubo de llevarse a cabo la reparación del embarcadero de dicha ciudad gaditana, así como la construcción de un nuevo muelle de desembarco en la capital hispalense y unas calzadas para carros que conectasen ésta con las canteras moronenses. Juan de Marquina quedaría al frente del contrato de la piedra, mientras que los ladrillos serían responsabilidad de fray Martín de Villalba, obrero del monasterio de San Jerónimo de Buenavista.
Torre suroeste |
Durante el mandato de Martín de Gainza, cuyo gusto por la estética tardoplateresca dota a la construcción de un cierto estilo Príncipe Felipe, se logró concluir en parte el ángulo suroccidental, es decir, las fachadas -que articula en dos pisos con una típica organización de pilastras cajeadas y la combinación de los órdenes dórico y jónico-, la torre y las dependencias y patios de los administradores, localizados en esta zona.
Su fallecimiento, que acontecerá de manera inesperada en 1556 en el transcurso de un viaje a la vecina y bellísima ciudad de Marchena, sin embargo, no supuso la interrupción de las obras pues, inmediatamente, al frente de las mismas se colocó al aparejador Martín de Baliarren, durante cuya gestión, concretamente, a finales de abril de 1558, se decide la dilatación de la longitud de la iglesia que ocupará el espacio central de la parcela en veinte pasos y la colocación de cruces sobre esferas áureas como remate para los chapiteles de las torres.
Dos meses más tarde, el 17 de junio, se confirma a aquel en su cargo y se designa al ambicioso, genial y, como ya hemos visto, antiguo y frustrado aspirante, al arquitecto de la catedral y obispado de Córdoba, Hernán Ruiz el Joven, que había sido nombrado tan sólo un año antes maestro mayor del templo metropolitano hispalense, asimismo, máxima autoridad de las obras del Hospital de las Cinco Llagas; decisión ésta que supuso en puridad la incorporación al proceso constructivo del mismo de una estética renovada que transformó el más o menos soterrado goticismo inicial que inspiró a sus predecesores en el cargo en la presencia de un auténtico manierismo, cuya significación habría de ser capital en la posterior historia de la arquitectura sevillana...
Torre noroeste |
Los primeros ámbitos de la intervención del nuevo director, en los cuales ya se hace patente la inclinación de éste por los juegos proporcionales y control del ornato, fueron el ala oeste y torre noroccidental; pero su contribución más notable al conjunto hospitalario lo constituirá el diseño y construcción de su iglesia que, por su innovadora tipología, estética y soluciones constructivas, se erigirá en paradigma para muchos nuevos templos a nivel local...
Planta y sección de la cubierta 7 |
Justamente, el antes citado incremento en las proporciones de la iglesia acordado poco antes de la incorporación de Hernán Ruiz el Joven a esta magna empresa, obligó a éste a replantear el proyecto en este ámbito; un ejercicio que, fruto de una profunda reflexión, le llevó a tomar la decisión de aislar constructivamente el templo del conjunto del hospital, es decir, a construir en el seno de aquel un edificio totalmente exento que, al quedar retranqueado espacialmente y ser dotado de una altura sensiblemente superior a la del resto del complejo, adquiriría una mayor monumentalidad...
Del mismo modo, los proyectos -debieron ser varios- para la iglesia fueron mejorando aspectos como la organización y la distribución espacial, así como los alzados y pormenores específicos de la fabrica que, en cualquier caso, y tras el acuerdo adoptado en una reunión celebrada el 28 de noviembre de 1558, se construiría siguiendo las directrices de la "traça antigua", lo cual implicaba, entre otras cosas, que se construirían cuatro capillas en cada uno de los flancos y que aquella se cubriría con bóvedas apoyadas sobre pechinas.
Grabado del siglo XVII |
Así, como corroboran las remesas de cantería procedentes de Jerez de la Frontera, debió quedar prácticamente concluido el cuerpo inferior de la iglesia en 1559, un año fundamental en cualquier caso, pues en el transcurso del mismo tuvo lugar el solemne traslado del Santísimo Sacramento, las enfermas y el material administrativo al ala del complejo que el vulgo ya conocía como "Hospital de la Sangre" que, a esas alturas, ya se encontraba acondicionado y operativo.
Sin embargo, el ritmo de la obras no fue siempre el mismo. Éstas sufrieron varios meses de interrupción por motivos económicos durante 1562, si bien no llegaron jamás a paralizarse por completo, como confirman la adquisición de piedra destinada a los arcos torales de la iglesia efectuada ese mismo año en El Puerto de Santa Maria, la contratación en 1563 de Juan Bautista Vázquez el Viejo, que se encargaría de los relieves de la portada principal del templo y la culminación del segundo cuerpo del mismo en 1567...
Hernán Ruiz el Joven, uno de los más notables arquitectos del siglo XVI andaluz y español, y autor del remate renacentista de la Turris Fortíssima, de la cervantina y quijotesca "giganta de Sevilla", icono secular e indiscutible de la capital bética, estuvo al frente de la construcción hospitalaria hasta su fallecimiento, que aconteció en el transcurso de la primavera de 1569... De su feliz y, al mismo tiempo, accidentado y polémico nombramiento como maestro mayor de las Cinco Llagas, no sólo dicha institución y el mismo fueron beneficiarios, sino Sevilla en su conjunto, ciudad en la que, sin abandonar completamente sus asuntos cordobeses, se estableció definitivamente y acrecentó notablemente su posición, dejando como legado en la misma a través de sus intervenciones, como es patente, una huella indeleble...
HOY SUENA | Domenico Scarlatti / Siglo XVIII |
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