Óleo sobre lienzo / 123 x 101 centímetros.
El nacimiento de la Era
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Jesucristo, origen del cristianismo, es, incluso para los no creyentes, una de las figuras fundamentales de la Historia.
En el año 42 del reinado de Augusto, y en el 28 de la sumisión de Egipto y de la muerte de Antonio y Cleopatra, en que acabó la dominación de los Ptolomeos sobre Egipto, nació nuestro Señor y Salvador Jesucristo, en el tiempo del primer censo, cuando Quirino gobernaba sobre Siria...
Eusebio de Cesarea / Historia Eclesiástica / Libro I, 5, 2
Según los Evangelios, Jesús de Nazaret nació en Belén, en Palestina, en tiempos del rey Herodes, durante un viaje al que sus padres se vieron obligados a llevar a cabo. Como los albergues estaban llenos, María, su madre, dio a luz en una cueva que servía de establo. El niño recibió el homenaje de los pastores y de los Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, venidos de oriente para ofrecerle oro, incienso y mirra. Herodes, a quien se había prevenido del nacimiento de un "rey de los judíos", ordenó matar a todos los recién nacidos con el fin de acabar con esta amenaza que hacía peligrar su corona. José, esposo de María, advertido de ello en sueños, huyó a Egipto con su familia para regresar más tarde a Nazaret de Galilea, donde Jesús, al parecer de profesión carpintero, como José, llevó una vida "oculta" hasta los 30 años.
En el año 42 del reinado de Augusto, y en el 28 de la sumisión de Egipto y de la muerte de Antonio y Cleopatra, en que acabó la dominación de los Ptolomeos sobre Egipto, nació nuestro Señor y Salvador Jesucristo, en el tiempo del primer censo, cuando Quirino gobernaba sobre Siria...
Eusebio de Cesarea / Historia Eclesiástica / Libro I, 5, 2
Según los Evangelios, Jesús de Nazaret nació en Belén, en Palestina, en tiempos del rey Herodes, durante un viaje al que sus padres se vieron obligados a llevar a cabo. Como los albergues estaban llenos, María, su madre, dio a luz en una cueva que servía de establo. El niño recibió el homenaje de los pastores y de los Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, venidos de oriente para ofrecerle oro, incienso y mirra. Herodes, a quien se había prevenido del nacimiento de un "rey de los judíos", ordenó matar a todos los recién nacidos con el fin de acabar con esta amenaza que hacía peligrar su corona. José, esposo de María, advertido de ello en sueños, huyó a Egipto con su familia para regresar más tarde a Nazaret de Galilea, donde Jesús, al parecer de profesión carpintero, como José, llevó una vida "oculta" hasta los 30 años.
La realidad de un nacimiento milagroso
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Por este tiempo apareció Jesús, un hombre sabio -si es que es correcto llamarlo hombre, ya que fue un hacedor de milagros impactantes, un maestro para los hombres que reciben la verdad con gozo-, y atrajo hacia Él a muchos judíos -y a muchos gentiles además. Era el Cristo (el Mesías)-. Y cuando Pilatos, frente a la denuncia de aquellos que son los principales entre nosotros, lo había condenado a la Cruz, aquellos que lo habían amado primero no le abandonaron -ya que se les apareció vivo nuevamente al tercer día, habiendo predicho esto y otras tantas maravillas sobre Él los santos profetas-. La tribu de los cristianos, llamados así por Él, no ha cesado de crecer hasta este día.
Flavio Josefo / Antigüedades Judías / Testimonio Flaviano, 18, 3 / 93 d.C.
Jesús era oriundo de Nazaret de Galilea: así constó en el rótulo de su cruz. Sin embargo, los orígenes de su estirpe se hallaban en Judea. Pertenecía a una antigua familia hebrea, según su genealogía, bien conocida, descendiente del rey David. Nació en Belén, aunque es imposible precisar la fecha exacta, ya que los Evangelios hacen referencia por un lado al reinado de Herodes el Grande, que murió en el año 4 antes de la era Cristiana, y, por otro, al censo de Quirino, que pudo tener lugar entre los años 12 y 8, o en el año 6 d.C. En cualquier caso, la fecha "oficial" del nacimiento de Jesús, que determina el inicio de la era Cristiana se estableció en el siglo V a partir de bases erróneas.
Los Evangelios por su parte, para narrar el acontecimiento, se sirven de estereotipos. De este modo, Jesús nace en una cueva, como ya se ha dicho, un lugar que en la Antigüedad se consideraba privilegiado, pues se entendía estaba en contacto con el mas allá; los Reyes Magos dan fe de la fascinación que suscitaba en aquella época la astrología mesopotámica; mientras que el episodio de la matanza de los inocentes viene a ser una transposición de la ejecución de los niños hebreos por el faraón antes de la salida de Egipto.
Entonces Herodes, viéndose burlado por los Magos, se irritó sobremanera y mandó matar a todos los niños que había en Belén y en su territorio, de dos años para abajo, según la fecha que con diligencia había averiguado de los Magos. Entonces se cumplió la palabra del profeta Jeremías, que dice: "Una voz se oye en Rama, llanto y gran lamentación: es Raquel, que llora a sus hijos, y rehúsa ser consolada, porque ya no están".
Mateo, 2, 16-18.
Todo ello describe un nacimiento milagroso, el del Mesías-Rey, hijo de David, tal como lo esperaban fariseos y esenios. La virginidad María, sin embargo, es una afirmación más original en el contexto de las religiones orientales, si bien su matrimonio "blanco" con José corresponde a una práctica más o menos habitual entre los esenios. De cualquier manera, la familia de Jesús tiene su importancia y desempeñó su papel en la Iglesia de la primera generación.
EI medio galileo era muy abierto y su población cosmopolita. No en vano, algunas de sus ciudades, como Cesarea, estaban muy helenizadas. Los viejos puertos fenicios, muy cercanos, contribuyeron a ello en gran medida. Así pues, Jesús vivió en contacto con los gentiles, siendo su lengua el arameo, que se utilizaba incluso en la sinagoga. Aprendió a leer y a escribir; su profesión manual -carpintero- y su conocimiento del campo constituyen otros tantos datos sobre él, que, sin embargo, no permiten situarlo con más precisión en la sociedad de su tiempo, cuyos intereses, a pesar de todo, refleja.
Sus padres iban cada año a Jerusalén, a la fiesta de la Pascua. Cuando contaba ya doce años, habiendo ellos subido, según la costumbre de la fiesta, y acabados los días, al volverse ellos, quedóse el niño Jesús en Jerusalén, sin que lo advirtiesen sus padres. Y creyendo ellos que andaría en la comitiva, caminaron una jornada, y lo buscaron entre parientes y conocidos, y al no hallarlo, se volvieron a Jerusalén en busca suya. Al cabo de tres días lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y haciéndoles preguntas. Cuantos le oían quedaban estupefactos de su inteligencia y de sus respuestas. Cuando sus padres lo vieron, quedaron atónitos, y le dijo su madre: Hijo mío, ¿por qué has obrado así con nosotros? Mira que tu padre y yo, angustiados, andábamos buscándote. Y él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es preciso que me ocupe de las cosas de mi padre? Pero ellos no comprendieron lo que les decía. Y bajó en su compañía y se fue a Nazaret, y les era sumiso. Su madre conservaba todas estas cosas en su corazón.
Lucas, 2, 41-51
El encuentro con el Bautista
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Óleo sobre lienzo / 121 x 99 centímetros.
Como muchos otros judíos, Jesús dejó su pueblo para integrarse en un grupo a la búsqueda de Dios, y fue al encuentro de los bautistas que rechazaban la religión formalista que dependía del Templo y que, a la espera de una manifestación del Altísimo, destacaban por su exigencia de pureza, cuyo símbolo era precisamente el bautismo. Juan, el bautista por antonomasia, predicaba el arrepentimiento y la conversión.
Había entonces un hombre que recorría la Judea vestido de forma extraña, con pelos de animales enganchados a su cuerpo en los puntos en los que no estaba cubierto por su propio pelo, y su rostro parecía el de un salvaje. Abordaba a los judíos y los llamaba a la libertad, diciéndoles: "Dios me ha enviado para mostraros el camino de la ley gracias a la cual os salvaréis de tener a varios amos, y no tendréis sobre vosotros a ningún amo mortal, sino tan sólo al Altísimo, que me ha enviado. Al oír estas palabras, el pueblo se sentía feliz, y toda la Judea le seguía, así como los alrededores de Jerusalén. Y no hacía otra cosa que sumergirlos en las aguas del Jordán. Y los hacía marchar, enseñándoles a dejar de hacer el mal, y diciéndoles que les sería dado un rey que los liberaría y que sometería a todos los insumisos, y que él mismo no estaría sometido a nadie. Unos se burlaban de sus palabras, otros creían en ellas.
Flavio Josefo / Antigüedades Judías / Testimonio Flaviano / Juan el Bautista
Jesús, tras su encuentro con él, descubrió su misión profética y reclutó ya en ese mismo medio a sus primeros discípulos. En poco tiempo se puso a la cabeza de un pequeño grupo independiente, pero no siguió al Bautista en su ascetismo y rechazo del mundo; él no bautizó, sino que predicó al igual que un doctor de la ley o un sabio. Sus discípulos procedían de todas partes, por lo que el grupo de Jesús tomó un carácter especialmente abierto, al contrario de lo que solía ser la práctica habitual de las sectas hebreas de la época, muy exclusivistas.
Entonces Jesús vino de Galilea al Jordán, y se presentó a Juan, para ser bautizado por él. Pero Juan se oponía, diciendo: Soy yo quien debe ser bautizado por ti, ¿y vienes tú a mí? Jesús le respondió: Déjame hacer ahora, pues conviene que cumplamos todo lo que es justo. Y Juan no se resistió más. Así que fue bautizado. Jesús salió del agua. Y he aquí que se abrieron los cielos, y vio el Espíritu de Dios descender como una paloma y venir sobre él, mientras una voz del cielo decía: "Éste es mi hijo bienamado, en quien tengo todas mis complacencias".
Mateo, 3, 10-17
La predicación itinerante
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Jesús se retiró en varias ocasiones al desierto, pero predicó sobre todo en medios urbanos. Su misión, que comenzó en las sinagogas de Galilea abierta a los samaritanos -marginados por los judíos-, e incluso a los sirios y romanos simpatizantes del judaísmo, se inscribe en la tradición del proselitismo practicado por algunos fariseos, pero rechazado por los esenios y por el partido del Templo, más interesado en afirmar la identidad judía.
Después de esto, partió Jesús, de Tiberíades, al otro lado del mar de Galilea (...) Llegada la tarde, sus discípulos descendieron a la orilla del mar, y, subiendo en una barca, atravesaban el mar -de Galilea- para ir a Cafarnaúm. Ya había oscurecido, y Jesús no había vuelto todavía con ellos...
Juan, 6, 1 y 16-18
Jesús se desplazó con frecuencia por Galilea y Jerusalén, pero no es posible determinar el número de sus estancias en esta ciudad ni la duración de su predicación. Todo podría reducirse a un año, según el Evangelio de Marcos, o prolongarse a lo largo de tres, según el de Juan. Además, viajó a otros lugares, como Fenicia y la Decápolis, al norte y al este de Galilea, respectivamente.
Saliendo de nuevo de los confines de Tiro, se fue por Sidón hacia el mar de Galilea, atravesando los confines de la Decápolis.
Marcos, 7,31
Contó con la hospitalidad de amigos y simpatizantes, lo que le permitió introducirse tanto entre los pescadores, como entre los funcionarios o los intelectuales. Acogido por las familias de éstos, se atrajo adeptos sobre todo entre las mujeres, siendo muy numerosas las que contribuyeron a su misión y le acompañaron en sus desplazamientos, lo que es bastante sorprendente para la época y revelador del interés que Jesús suscitaba en sus aspiraciones místicas.
Marcos, 15,40-41.
Cuando Jesús se enteró de que había llegado a oídos de los fariseos que él hacía más discípulos y bautizaba más que Juan -aunque no era Jesús mismo el que bautizaba, sino sus discípulos-, abandonó Judea y volvió a Galilea. Tenía que pasar por Samaria. Llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: "Dame de beber". Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice a la mujer samaritana: "¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?" -Porque los judíos no se tratan con los samaritano-. Jesús le respondió: "Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva". Le dice la mujer: "Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?". Jesús le respondió: "Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna". Le dice la mujer: "Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla". Él le dice: "Vete, llama a tu marido y vuelve acá." Respondió la mujer: "No tengo marido". Jesús le dice: "Bien has dicho que no tienes marido, porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad". Le dice la mujer: "Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar". Jesús le dice: "Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora -ya estamos en ella- en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad". Le dice la mujer: "Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo". Jesús le dice: "Yo soy, el que te está hablando". En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con una mujer. Pero nadie le dijo: "¿Qué quieres?" o "¿Qué hablas con ella?". La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente: "Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo?". Salieron de la ciudad e iban donde él. Entretanto, los discípulos le insistían diciendo: "Rabbí, come". Pero él les dijo: "Yo tengo para comer un alimento que vosotros no sabéis". Los discípulos se decían unos a otros: "¿Le habrá traído alguien de comer?". Les dice Jesús: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra. ¿No decís vosotros: Cuatro meses más y llega la siega? Pues bien, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la siega. Ya el segador recibe el salario, y recoge fruto para vida eterna, de modo que el sembrador se alegra igual que el segador. Porque en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el sembrador y otro el segador: yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado. Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga". Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por las palabras de la mujer que atestiguaba: "Me ha dicho todo lo que he hecho". Cuando llegaron donde él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras, y decían a la mujer: "Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo".
Juan, 4,1-42
Las enseñanzas de Jesús
_____________________________________________________________________________Después de esto, partió Jesús, de Tiberíades, al otro lado del mar de Galilea (...) Llegada la tarde, sus discípulos descendieron a la orilla del mar, y, subiendo en una barca, atravesaban el mar -de Galilea- para ir a Cafarnaúm. Ya había oscurecido, y Jesús no había vuelto todavía con ellos...
Juan, 6, 1 y 16-18
Jesús se desplazó con frecuencia por Galilea y Jerusalén, pero no es posible determinar el número de sus estancias en esta ciudad ni la duración de su predicación. Todo podría reducirse a un año, según el Evangelio de Marcos, o prolongarse a lo largo de tres, según el de Juan. Además, viajó a otros lugares, como Fenicia y la Decápolis, al norte y al este de Galilea, respectivamente.
Saliendo de nuevo de los confines de Tiro, se fue por Sidón hacia el mar de Galilea, atravesando los confines de la Decápolis.
Marcos, 7,31
Contó con la hospitalidad de amigos y simpatizantes, lo que le permitió introducirse tanto entre los pescadores, como entre los funcionarios o los intelectuales. Acogido por las familias de éstos, se atrajo adeptos sobre todo entre las mujeres, siendo muy numerosas las que contribuyeron a su misión y le acompañaron en sus desplazamientos, lo que es bastante sorprendente para la época y revelador del interés que Jesús suscitaba en sus aspiraciones místicas.
Había también unas mujeres que miraban de lejos. Entre ellas estaban María de Magdala, María, madre de Santiago el Menor y de Josés, y Salomé, las cuales, cuando él estaba en Galilea, le seguían le servían, y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
Marcos, 15,40-41.
Cuando Jesús se enteró de que había llegado a oídos de los fariseos que él hacía más discípulos y bautizaba más que Juan -aunque no era Jesús mismo el que bautizaba, sino sus discípulos-, abandonó Judea y volvió a Galilea. Tenía que pasar por Samaria. Llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: "Dame de beber". Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice a la mujer samaritana: "¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?" -Porque los judíos no se tratan con los samaritano-. Jesús le respondió: "Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva". Le dice la mujer: "Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?". Jesús le respondió: "Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna". Le dice la mujer: "Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla". Él le dice: "Vete, llama a tu marido y vuelve acá." Respondió la mujer: "No tengo marido". Jesús le dice: "Bien has dicho que no tienes marido, porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad". Le dice la mujer: "Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar". Jesús le dice: "Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora -ya estamos en ella- en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad". Le dice la mujer: "Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo". Jesús le dice: "Yo soy, el que te está hablando". En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con una mujer. Pero nadie le dijo: "¿Qué quieres?" o "¿Qué hablas con ella?". La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente: "Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo?". Salieron de la ciudad e iban donde él. Entretanto, los discípulos le insistían diciendo: "Rabbí, come". Pero él les dijo: "Yo tengo para comer un alimento que vosotros no sabéis". Los discípulos se decían unos a otros: "¿Le habrá traído alguien de comer?". Les dice Jesús: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra. ¿No decís vosotros: Cuatro meses más y llega la siega? Pues bien, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la siega. Ya el segador recibe el salario, y recoge fruto para vida eterna, de modo que el sembrador se alegra igual que el segador. Porque en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el sembrador y otro el segador: yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado. Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga". Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por las palabras de la mujer que atestiguaba: "Me ha dicho todo lo que he hecho". Cuando llegaron donde él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras, y decían a la mujer: "Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo".
Juan, 4,1-42
Las enseñanzas de Jesús
Éstas fueron muy amplias. Enunció reglas de vida social, pero sobre todo emitió profecías. Asimismo, puso en práctica el método pedagógico de los rabinos de su tiempo, que consistía en utilizar relatos ilustrativos llamados parábolas.
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús todos los publicanos y los pecadores para oírle. Y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Éste acoge a los pecadores y come con ellos. Jesús les dijo esta parábola:
(...)
Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: "Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde". Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros" Y, levantándose, partió hacia su padre. Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: "Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo". Pero el padre dijo a sus siervos: "Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado". Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: "Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano". El se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: "Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!" Pero él le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado".
Lucas, 15, 1-3 / 11-32 / Parábola del hijo pródigo
La vocación profética de Jesús se manifestó claramente cuando expulsó a los demonios y sanó a los enfermos, ya que tanto judíos como paganos esperaban manifestaciones sobrenaturales por parte de un hombre de Dios.
Entonces se acercaron los discípulos a Jesús y aparte le preguntaron: "¿Cómo es que nosotros no hemos podido arrojar a ese demonio?". Jesús les respondió: "A causa de vuestra incredulidad; porque en verdad os digo que, si tuviereis fe como un grano de mostaza, diríais a esa montaña: Vete de aquí allá, y se iría, y nada os sería imposible. Pero esta raza de demonios no se puede expulsar sino mediante la oración y el ayuno..."
Mateo, 17,19-21
No en vano, la enfermedad tenía entonces un aspecto religioso: imputada a espíritus malignos, omnipresentes, debia incitar al arrepentimiento y a la purificación.
Pasando, vio Jesús a un hombre ciego de nacimiento (...). Y después de haber dicho esto, escupió en el suelo e hizo un poco de lodo con la saliva. Luego aplicó este lodo sobre los ojos del ciego y le dijo: "Ve y lávate en la piscina de Siloé". Fue, pues, allí y se lavó, y regresó viendo claro.
Juan, 9,1 y 6-7
Los fariseos reconocían, por otra parte, que algunos de ellos podían hacer milagros, pero exigían verificaciones estrictas para distinguir a los verdaderos taumaturgos de los magos. En las sinagogas se comentaban con profusión los milagros de la Biblia que el Mesias tendría a su vez que realizar. De este modo, Jesús empezó a ser recibido poco a poco como el Mesias-Rey, el que proclamaría el Reino de Dios, el que anunciaban los Salmos y esperaban los esenios.
La idea de la llegada del Mesias tenía un marcado cariz contestatario en un país en plena efervescencia política e impregnado de un nacionalismo exacerbado. La administración romana controlaba el país, mientras que el poder político estaba en manos de los Herodes, conversos de origen extranjero, excesivamente helenizados desde el punto de vista judío, a quienes los fariseos no perdonaban su usurpacion, al tiempo que los bautistas criticaban por su forma de vida, lo que trajo como consecuencia, entre otras cosas, que Juan fuera ejecutado a instancias de la mujer de Herodes Antipas.
El censo del año 6 provocó un levantamiento en Galilea, a raíz del cual se instauró un espíritu de rebelión en toda la región marcado por movimientos de resistencia esporádicos, a los que, puede suponerse, algunos discipulos de Jesús, como Judas Iscariote, no fueron ajenos.
Pero un tal Judas el Gaulanita, de la ciudad de Gamala, se acompañó de un fariseo llamado Saddok, y se precipitó en la sedición. Pretendían que dicho Censo no traía consigo sino una servidumbre completa, y apelaban al pueblo a que reivindicara su libertad. Porque, decían, si llegaban a vencer, sería en beneficio de la fortuna adquirida, y si eran privados del bien que les quedaba, al menos obtendrían el honor y la gloria de haber mostrado grandeza de alma. Por otra parte, Dios colaboraría preferentemente en el éxito de sus proyectos si, ya que visaban a metas muy elevadas, no ahorraban ningún esfuerzo para alcanzarlas (...) De ahí nacieron sediciones y asesinatos políticos, tanto de conciudadanos, inmolados al furor que levantaba a unos contra los otros y a la pasión de no ceder ante sus adversarios, como a enemigos; el hambre empujaba hasta los extremismos más vergonzantes; eran tomadas y destruidas las ciudades, hasta que por fin aquella revolución entregó el templo mismo de Dios al fuego del enemigo. Hasta tal punto el cambio de las instituciones nacionales y su perturbación influyen para llevar a la perdición a aquellos a los que alcanzan, ya que Judas de Gamala y Saddok, al introducir y al despertar entre nosotros una cuarta secta filosófica, y al rodearse de numerosos adeptos, llenaron el país de disturbios inmediatos, y plantaron las raíces de los males que causaron allí estragos más adelante (...)
Flavio Josefo / Antigüedades Judías
Aunque el clima que se vivía no tuviera aún la violencia que Palestina padecería a partir del año 45, Jesús se mantuvo al margen de las implicaciones políticas propias del mesianismo. Es por ello que no quiso utilizar el título de Mesias, decantándose por el de Hijo del Hombre.
Mi reino no es de este mundo, respondió Jesús. Si de este mundo fuera mi reino, mis ministros habrían luchado para que no fuese entregado a los judíos. Pero ahora mi reino no es de aquí...
Juan, 18,36
Insistía en el valor del sufrimiento como instrumento para la salvación de los hombres, frente al poder y la gloria. La salvación que prometía era de orden místico y no revolucionario: se pronunció a favor del pago del tributo y huyó a la montaña para evitar que lo proclamaran rey.
Entrando en Cafarnaúm, se acercaron a Simón-Pedro los perceptores de la didracma y le dijeron: "¿Vuestro maestro no paga la didracma?" Y él respondió: "Cierto que sí". Cuando hubo entrado en la casa, le salió Jesús al paso y le dijo: "¿Qué te parece. Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quién perciben los impuestos? ¿De sus hijos o de los extraños". Simón le dijo: "De los extraños".Y Jesús le respondió: "Luego los hijos están exentos. Mas, para no escandalizarlos, vete al lago, echa el anzuelo y agarra el primer pez que pique. Ábrele la boca, y en ella encontrarás una estatera; tómala y dala por mí y por ti".
Mateo, 17, 24-27.
Predicó la conversión individual, mientras que su mensaje se fue centrando con el tiempo cada vez más en torno a su propia muerte y resurrección.
Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce. Y mientras comían, dijo: "Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará". Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: "¿Acaso soy yo, Señor?" El respondió: "El que ha mojado conmigo la mano en el plato, ése me entregará. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!". Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: "¿Soy yo acaso, Rabbí?" Dícele: "Sí, tú lo has dicho". Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: "Tomad, comed, éste es mi cuerpo". Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: "Bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados. Y os digo que desde ahora no beberé de este producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi Padre". Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.
Mateo 26, 20-30
_____________________________________________________________________________Óleo sobre lienzo / 236 x 261 centímetros.
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús todos los publicanos y los pecadores para oírle. Y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Éste acoge a los pecadores y come con ellos. Jesús les dijo esta parábola:
(...)
Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: "Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde". Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros" Y, levantándose, partió hacia su padre. Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: "Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo". Pero el padre dijo a sus siervos: "Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado". Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: "Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano". El se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: "Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!" Pero él le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado".
Lucas, 15, 1-3 / 11-32 / Parábola del hijo pródigo
La vocación profética de Jesús se manifestó claramente cuando expulsó a los demonios y sanó a los enfermos, ya que tanto judíos como paganos esperaban manifestaciones sobrenaturales por parte de un hombre de Dios.
Entonces se acercaron los discípulos a Jesús y aparte le preguntaron: "¿Cómo es que nosotros no hemos podido arrojar a ese demonio?". Jesús les respondió: "A causa de vuestra incredulidad; porque en verdad os digo que, si tuviereis fe como un grano de mostaza, diríais a esa montaña: Vete de aquí allá, y se iría, y nada os sería imposible. Pero esta raza de demonios no se puede expulsar sino mediante la oración y el ayuno..."
Mateo, 17,19-21
No en vano, la enfermedad tenía entonces un aspecto religioso: imputada a espíritus malignos, omnipresentes, debia incitar al arrepentimiento y a la purificación.
Pasando, vio Jesús a un hombre ciego de nacimiento (...). Y después de haber dicho esto, escupió en el suelo e hizo un poco de lodo con la saliva. Luego aplicó este lodo sobre los ojos del ciego y le dijo: "Ve y lávate en la piscina de Siloé". Fue, pues, allí y se lavó, y regresó viendo claro.
Juan, 9,1 y 6-7
Los fariseos reconocían, por otra parte, que algunos de ellos podían hacer milagros, pero exigían verificaciones estrictas para distinguir a los verdaderos taumaturgos de los magos. En las sinagogas se comentaban con profusión los milagros de la Biblia que el Mesias tendría a su vez que realizar. De este modo, Jesús empezó a ser recibido poco a poco como el Mesias-Rey, el que proclamaría el Reino de Dios, el que anunciaban los Salmos y esperaban los esenios.
La idea de la llegada del Mesias tenía un marcado cariz contestatario en un país en plena efervescencia política e impregnado de un nacionalismo exacerbado. La administración romana controlaba el país, mientras que el poder político estaba en manos de los Herodes, conversos de origen extranjero, excesivamente helenizados desde el punto de vista judío, a quienes los fariseos no perdonaban su usurpacion, al tiempo que los bautistas criticaban por su forma de vida, lo que trajo como consecuencia, entre otras cosas, que Juan fuera ejecutado a instancias de la mujer de Herodes Antipas.
El censo del año 6 provocó un levantamiento en Galilea, a raíz del cual se instauró un espíritu de rebelión en toda la región marcado por movimientos de resistencia esporádicos, a los que, puede suponerse, algunos discipulos de Jesús, como Judas Iscariote, no fueron ajenos.
Pero un tal Judas el Gaulanita, de la ciudad de Gamala, se acompañó de un fariseo llamado Saddok, y se precipitó en la sedición. Pretendían que dicho Censo no traía consigo sino una servidumbre completa, y apelaban al pueblo a que reivindicara su libertad. Porque, decían, si llegaban a vencer, sería en beneficio de la fortuna adquirida, y si eran privados del bien que les quedaba, al menos obtendrían el honor y la gloria de haber mostrado grandeza de alma. Por otra parte, Dios colaboraría preferentemente en el éxito de sus proyectos si, ya que visaban a metas muy elevadas, no ahorraban ningún esfuerzo para alcanzarlas (...) De ahí nacieron sediciones y asesinatos políticos, tanto de conciudadanos, inmolados al furor que levantaba a unos contra los otros y a la pasión de no ceder ante sus adversarios, como a enemigos; el hambre empujaba hasta los extremismos más vergonzantes; eran tomadas y destruidas las ciudades, hasta que por fin aquella revolución entregó el templo mismo de Dios al fuego del enemigo. Hasta tal punto el cambio de las instituciones nacionales y su perturbación influyen para llevar a la perdición a aquellos a los que alcanzan, ya que Judas de Gamala y Saddok, al introducir y al despertar entre nosotros una cuarta secta filosófica, y al rodearse de numerosos adeptos, llenaron el país de disturbios inmediatos, y plantaron las raíces de los males que causaron allí estragos más adelante (...)
Flavio Josefo / Antigüedades Judías
Aunque el clima que se vivía no tuviera aún la violencia que Palestina padecería a partir del año 45, Jesús se mantuvo al margen de las implicaciones políticas propias del mesianismo. Es por ello que no quiso utilizar el título de Mesias, decantándose por el de Hijo del Hombre.
Mi reino no es de este mundo, respondió Jesús. Si de este mundo fuera mi reino, mis ministros habrían luchado para que no fuese entregado a los judíos. Pero ahora mi reino no es de aquí...
Juan, 18,36
Insistía en el valor del sufrimiento como instrumento para la salvación de los hombres, frente al poder y la gloria. La salvación que prometía era de orden místico y no revolucionario: se pronunció a favor del pago del tributo y huyó a la montaña para evitar que lo proclamaran rey.
Entrando en Cafarnaúm, se acercaron a Simón-Pedro los perceptores de la didracma y le dijeron: "¿Vuestro maestro no paga la didracma?" Y él respondió: "Cierto que sí". Cuando hubo entrado en la casa, le salió Jesús al paso y le dijo: "¿Qué te parece. Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quién perciben los impuestos? ¿De sus hijos o de los extraños". Simón le dijo: "De los extraños".Y Jesús le respondió: "Luego los hijos están exentos. Mas, para no escandalizarlos, vete al lago, echa el anzuelo y agarra el primer pez que pique. Ábrele la boca, y en ella encontrarás una estatera; tómala y dala por mí y por ti".
Mateo, 17, 24-27.
Predicó la conversión individual, mientras que su mensaje se fue centrando con el tiempo cada vez más en torno a su propia muerte y resurrección.
Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce. Y mientras comían, dijo: "Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará". Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: "¿Acaso soy yo, Señor?" El respondió: "El que ha mojado conmigo la mano en el plato, ése me entregará. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!". Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: "¿Soy yo acaso, Rabbí?" Dícele: "Sí, tú lo has dicho". Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: "Tomad, comed, éste es mi cuerpo". Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: "Bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados. Y os digo que desde ahora no beberé de este producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi Padre". Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.
Mateo 26, 20-30
El Santo Cáliz que se venera en la Catedral de Valencia es, según la tradición, el que utilizó Jesús en la Última Cena, afirmación avalada por todas las investigaciones llevadas a cabo por historiadores y científicos que se vienen sucediendo en relación a la autenticidad del mismo desde que se produjera la primera, allá por 1736, de la mano de D. Agustín Sales; hasta las últimas, realizadas por el alemán Michael Hessmann y la norteamericana Janice Bennet, ya en pleno siglo XXI. De este modo, del I Congreso Internacional sobre el Santo Cáliz que tuvo lugar en Valencia en noviembre de 2008, en el que participó un nutrido grupo de investigadores y científicos adscritos a distintas disciplinas, se extrajo como conclusión fundamental que no existe argumento alguno que impida afirmar que el Sagrado Cáliz de Valencia pudo ser el utilizado por Cristo en la Última Cena.
El Santo Cáliz, en realidad, estaría formado por tres piezas:
1.- La base, que conformada en torno a un vaso de origen árabe del siglo X o XI, procedente de la ciudad palatina de Medina Azahara -Córdoba-, guarnecido con oro puro extraordinariamente finamente trabajado y sobre el que fueron montadas 28 perlas, 2 esmeraldas y 2 rubíes, posiblemente durante su estancia en el Real Monasterio de San Juan de la Peña.
2.- El vástago central -al que se añadieron unas asas-, que sirve para unir la Sagrada Copa en sí a la base.
3.- Y el Santo Cáliz, propiamente dicho, el que presumiblemente utilizó Jesús en la Última Cena, un recipiente tallado en calcedonia, en Egipto, Siria o Palestina, en torno a los siglos I a.C. y I d.C., similar a otros de la misma época y procedencia que se conservan en el Museo Británico.
A pesar de su sencillez, la copa, realizada, no lo olvidemos, en un material semiprecioso, no estaba al alcance de cualquiera, de lo cual puede extraerse como conclusión que debió pertenecer a una familia acomodada del siglo I d.C., sin ir más lejos, como era el caso de la propietaria del Cenáculo en el que conmemoraron la Pascua judía Jesús y sus discípulos, como se desprende del Evangelio de San Marcos, quien precisamente, según algunos investigadores, estaría emparentado con ésta.
Aquella copa de la bendición, habitual en las celebraciones de la Pascua judía, pasaría, pues, como reliquia, tras la Crucifixión de Jesús, a manos de San Marcos, quien a su vez se la entregaría, dada su íntima relación con él y su posición como cabeza de la Iglesia, a San Pedro, viajando de este modo a Roma. Tras la muerte del primer papa, sería tranferida sucesivamente entre los que le sucedieron, hasta que Sixto II, quien, debido a la persecución contra los cristianos desatada por el emperador Valeriano, lo encomendó para impedir sufriera ningún daño al presbítero Lorenzo -futuro San Lorenzo-, oriundo de Huesca, que antes de ser martirizado, como ocurriera con el citado pontífice, lo entregó a su vez a otro miembro de la comunidad, a Precelio, también hispano, para que lo trasladase a Hispania e hiciera entrega del mismo a sus padres, residentes en Huesca, para que lo ocultasen. Allí quedó hasta que el el año 711 d.C., debido a la invasión árabe de la Península, hubo de iniciar un periplo que lo mantuviese a salvo por distintas localidades de la zona, hasta que finalmente fue depositado en el Real Monasterio de San Juan de la Peña, donde permaneció desde 1071 hasta 1395. Precisamente su estancia pirenaica sirvió para que proliferaran por toda Europa las leyendas medievales en torno al Santo Grial -de entre las que destacan la versión francesa de Chretien de Troyes (escrita entre 1181 y 1191) y la alemana de Wolfram von Echembach (finalizada en 1215)-, y se diesen con profusión en la zona las representaciones románicas en que la Virgen porta un cáliz.
El año 1399 el rey de Aragón, Martín el Humano, traslada el Santo Cáliz -como queda reflejado en unos documentos referentes a su reinado que se conservan en Barcelona, en Archivo de la Corona de Aragón- desde Real Monasterio de San Juan de la Peña hasta el Palacio Real de la Aljafería de Zaragoza, donde tenía instalada su residencia. De ahí pasa a Barcelona, como consta en un inventario que de sus bienes se realizó tras su fallecimiento. En función del Compromiso de Caspe, le sucede Don Fernando de Antequera, cuyo heredero, Alfonso V el Magnánimo, decide trasladar de nuevo el Sagrado Cáliz, esta vez hasta Valencia, a cuyo Palacio Real llegaría en 1414. En 1437 sería depositado definitivamente en la Catedral de Valencia, lugar que sin embargo hubo de abandonar en distintas ocasiones, de entre las que caben destacar la de 1809, con motivo de la Invasión Francesa, para evitar fuera víctima de la rapiña napoleónica; y la de la Guerra Civil de 1936, acontecida pocas horas antes de que el templo fuera asaltado e incendiado por las hordas revolucionarias, el 21 de Julio de dicho año.
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El Santo Cáliz de Valencia I
El Santo Cáliz de Valencia II
El Santo Cáliz de Valencia III
El Santo Cáliz de Valencia IV
_____________________________________________________________________________Aquella copa de la bendición, habitual en las celebraciones de la Pascua judía, pasaría, pues, como reliquia, tras la Crucifixión de Jesús, a manos de San Marcos, quien a su vez se la entregaría, dada su íntima relación con él y su posición como cabeza de la Iglesia, a San Pedro, viajando de este modo a Roma. Tras la muerte del primer papa, sería tranferida sucesivamente entre los que le sucedieron, hasta que Sixto II, quien, debido a la persecución contra los cristianos desatada por el emperador Valeriano, lo encomendó para impedir sufriera ningún daño al presbítero Lorenzo -futuro San Lorenzo-, oriundo de Huesca, que antes de ser martirizado, como ocurriera con el citado pontífice, lo entregó a su vez a otro miembro de la comunidad, a Precelio, también hispano, para que lo trasladase a Hispania e hiciera entrega del mismo a sus padres, residentes en Huesca, para que lo ocultasen. Allí quedó hasta que el el año 711 d.C., debido a la invasión árabe de la Península, hubo de iniciar un periplo que lo mantuviese a salvo por distintas localidades de la zona, hasta que finalmente fue depositado en el Real Monasterio de San Juan de la Peña, donde permaneció desde 1071 hasta 1395. Precisamente su estancia pirenaica sirvió para que proliferaran por toda Europa las leyendas medievales en torno al Santo Grial -de entre las que destacan la versión francesa de Chretien de Troyes (escrita entre 1181 y 1191) y la alemana de Wolfram von Echembach (finalizada en 1215)-, y se diesen con profusión en la zona las representaciones románicas en que la Virgen porta un cáliz.
El año 1399 el rey de Aragón, Martín el Humano, traslada el Santo Cáliz -como queda reflejado en unos documentos referentes a su reinado que se conservan en Barcelona, en Archivo de la Corona de Aragón- desde Real Monasterio de San Juan de la Peña hasta el Palacio Real de la Aljafería de Zaragoza, donde tenía instalada su residencia. De ahí pasa a Barcelona, como consta en un inventario que de sus bienes se realizó tras su fallecimiento. En función del Compromiso de Caspe, le sucede Don Fernando de Antequera, cuyo heredero, Alfonso V el Magnánimo, decide trasladar de nuevo el Sagrado Cáliz, esta vez hasta Valencia, a cuyo Palacio Real llegaría en 1414. En 1437 sería depositado definitivamente en la Catedral de Valencia, lugar que sin embargo hubo de abandonar en distintas ocasiones, de entre las que caben destacar la de 1809, con motivo de la Invasión Francesa, para evitar fuera víctima de la rapiña napoleónica; y la de la Guerra Civil de 1936, acontecida pocas horas antes de que el templo fuera asaltado e incendiado por las hordas revolucionarias, el 21 de Julio de dicho año.
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El Santo Cáliz de Valencia I
El Santo Cáliz de Valencia II
El Santo Cáliz de Valencia III
El Santo Cáliz de Valencia IV
Suena: Oratorio de Navidad I / Cantata nº 1..
........... .......... Johann Sebastian Bach / 1734
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En memoria del soldado John Felipe Romero Meneses, muerto en la Guerra de Afganistán, a los 21 años.
........... .......... Descanse en Paz.
Completisima entrada, monsieur, en busca del personaje historico que subyace tras la figura de Jesucristo. Dificil investigacion. Conlleva muchas complicaciones, comenzando por la del año de su nacimiento, que sigue sin estar nada claro.
ResponderEliminarEn cuanto al caliz, resulta impresionante pensar que podemos estar contemplando nada menos que el santo grial en realidad. Imaginese que despues de tanto buscar y debatir sobre qué podria ser, lo hubieramos tenido nosotros tanto tiempo ante nuestras narices.
Feliz dia, monsieur
Bisous
Mirandolo friamente, creo que Jesús como figura histórica, es sin duda la más importante a nivel mundial.
ResponderEliminarSe le puede atribuir la pauta histórica que fecha los eventos en una línea de tiempo apartir de "su existencia" -Antes y Después de Cristo. Hoy nos encontramos es de hecho 2010 D.C. partiendo desde ese punto cero.
Como figura espiritual provocó una revolución religiosa en la que se crea el cristianimo, más tarde el catolicismo -religión que a dictado a través del tiempo eventos cruciales de la historia mundial.
Se ha usado como escusa, como ídolo, como ejemplo, etc. Y en su nombre se han llevado a cabo gestos de inmesurable bondad así como de terrible ira y odio contra ciertos grupos sociales. Es sin duda algo o alguien, que a hecho al mundo dar vueltas en los dos últimos milenios.
Un abrazo,
Bueno, madame, tratándose de Jesucristo había que redoblar esfuerzos, si es que verdaderamente la intención era la de acercarnos a Él de una manera mínimanete aceptable y que no nos corran a gorrazos, tarea harto complicada en cualquier caso, no cabe duda, sobre todo teniendo en cuenta la trascendencia de su figura, nada menos que universal, la inmesidad de lo escrito sobre ella y las limitaciones de quien ha osado meterse en este "berenjenal"...
ResponderEliminarEn cuanto al Santo Cáliz, no puedo sino estar totalmente con vos. Siempre estremece, o al menos ése es mi caso, contemplar cualquier pieza de carácter histórico de cierta relevancia... Ni que decir tiene que la a idea de estar ante la copa que Jesús utilizó en la Última Cena va mucho más allá...
Madame, tened una muy feliz tarde. En unos minutos estoy con vos...
Mil besos.
Estoy contigo, Daphne... Más de 2000 años después de haber venido a este mundo, su figura y su herencia aún están tan vigentes como el primer día..., o incluso más...
ResponderEliminarTodo, lo impregna y condiciona: todo... Al menos si hablamos de Occidente; desde el calendario, como tú señalas, a la moral, las costumbres, el derecho, la familia, el Arte... Fíjate qué sería del Arte de Occidente, de la Arquitectura, sin ir más lejos, sin su figura...
Y lo principal, al menos para un servidor: la fe...
Daphne,que tengas una fantástica tarde.
Un abrazo
Tema sumamente denso el que nos ha elegido para esta entrada y difícil de resumir.
ResponderEliminarSi empezamos a analizar cada uno de los pasos de este personaje, para mí uno de los más importantes de la Historia fuera o no lo que decía ser, nos daremos cuenta de que todo estaba ya trazado muchos siglos antes. Sea o no cierto, el caso es que toda su vida coincide con lo profetizado por las sagradas escrituras.
Según mi opinión, otros hicieron que todo en su vida coincidiera para que fuese declarado el Mesías esperado. Quizás no fuese sino un reformador más de los muchos que había entonces.
Si lo que me han contado es correcto, el artífice verdadero del cristianismo fue Pablo, el judío amigo de los gentiles, machista como pocos. Pero, en fin, no quiero entrar en más jardines, jeej
En cuanto al Grial, no me cabía ninguna duda de que era de origen medieval, porque fue entonces cuando la leyenda fue tomando cada vez más cuerpo, con los templario de por medio (esa orden que ahora está tan de moda en las novelas de Historia)
Un beso
Mujer, Carmen, si hubiera sido un reformador más no estaríamos hablando de Él precisamente en este momento, digo yo, no sé... Ya sabes que dicen del agua que algo tendrá cuando la bendicen...
ResponderEliminarEn cuanto a Pablo, cuya trayectoria vital, en fin, en fin, tuvo sus más y sus menos, como todos sabemos, obviamente "algo" tuvo que ver con la materialización de la Iglesia primitiva, como no podía ser de otro modo, dada su demostrada capacidad organizativa y solvencia... ¿Cómo no iba a ser machista el hombre en el siglo I y en aquella tierra, por otro lado...? Lo extraño, como contaba del trato de Jesús con las mujeres, habría sido que las tuviese en cuenta, como hizo Cristo...
Y bueno, las leyendas en torno al Santo Grial son medievales, obviamente, pero al parecer todas, según las últimas investigaciones, giran en torno al Santo Cáliz que se conserva en Valencia, cuando, eso sí, se encontraba en San Juan de la Peña. En cualquier caso, según los últimos estudios, repito, la parte superior del Santo Cáliz tiene su origen en Oriente Próximo y en tiempos de Jesús. En el documental que adjunto lo cuentan bastante bien, bajo mi punto de vista.
Que tengas una muy feliz velada.
Un beso
Me paso volando, valga la expresión, pues tengo hoy un día de lo más complicado. A la noche leeré a conciencia toda tu exposición sobre la dimensión humana e histórica de Jesús, tema que siempre me ha apasionado.
ResponderEliminarUn besazo enormeeeeee, reguapo!!!!!!
Vane.
El Nazareno, independientemente de creer o no dividió la historia. Un personaje definitivamente histórico que justamente por la lejanía en el tiempo se mezcla tradición leyenda e historia.
ResponderEliminarMuy completa esta entrada josé
Saludos
Hija, qué manera de tan original de pasar tienes..., como no podía ser de otro modo... Y es que la que vale... ¿O no? Jejeje...
ResponderEliminarEn fin, espero que la tarde al final te haya sido más leve de lo que esperabas, vamos, infinitamente... Asímismo, que cuando pases, quedes satisfecha... Desde luego no quedará por la extensión de la entrada, un tanto abusiva, la verdad... Por cierto, la segunda entrega tiene mucho que ver con Asturias, ¿imaginas por qué?
Que tengas una muy feliz velada, preciosa...
Un beso.
Así es Manuel..., sin duda su paso por este mundo marcó un antes y un después, textualmente. Pocos hombres más, muy pocos..., comparten esta faceta, desde luego...
ResponderEliminarPerdón por la abusiva extensión de la entrada... Realmente me he pasado... Espero, en cualquier caso, que te haya resultado interesante.
Que tengas una muy feliz velada.
Un cordial saludo.
Me ha encantado tu completísimo estudio sobre Jeshua bar Josef, ese carpintero de Nazareth que revolucionó el mundo. Pues, con independencia de su condición divina, sus pensamientos y manera de obrar como hombre fueron tan diferentes que ya sólo por eso merece un puesto destacado en la Historia: ¿qué hombre de entonces destacaba la importancia de los niños, de las mujeres, de los pecadores arrepentidos? En fin, que algo enormemente maravilloso había en su voz y en sus ojos para ser capaz de convencer a personas tan dispares como fueron sus discípulos, y para que éstos lo recordasen a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, hasta hoy mismo tantos cientos de años después.
ResponderEliminarPor otra parte, no tenía ni idea de la historia del Cáliz de Valencia. Me ha gustado muchísimo todo ese seguimiento "detectivesco" de un objeto tan venerado y que ha dado lugar a tantas leyendas y algún que otro best-seller demasiado cansino...
En fin, que me voy maravillada y, con tu permiso me guardo esta entrada en mi archivo ;D
Un besazo!!!!!
Vane.
Niña, me alegra enormemente que te haya gustado la entrada, e incluso que te haya resultado didáctica, aunque sea mímimamente... Gracias por tu aprobación... En cualquier caso, es lo mínimo que merece aquel humilde carpintero de Nazaret que revolucionó la vida del planeta hace dos milenios y al que tristemente tenemos tan apartado, del que parece nos avergonzamos...
ResponderEliminarEn fin, espero que tu día te esté siendo, cuando menos..., leve... de todos modos, recuerda que ya está aquí el fin de semana... : ))
Nos vemos esta tarde...
Feliz jornada, preciosa...
Un beso
Pd. : No necesistas permiso alguno... Estás en tu casa... Coge lo que te apetezca cada vez que lo estimes oportuno... ; )