Tréveris / Alemania / Siglo III d.C. ....
Museo de la Civilización Romana / Roma .. ..
Los poderosos y los débiles
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El deterioro de la urbe, la concentración de la propiedad y la señorialización no vinieron solos: se hicieron acompañar por el descontento social de las gentes marginadas.
Expoliados, oprimidos, asesinados por jueces malvados y crueles, después de haber perdido el derecho a la sociedad romana, han perdido el nombre romano. No se les puede echar en cara su infortunio. Les reprochamos un nombre que alude a su desgracia, un nombre del cual nosotros hemos sido los autores. Los llamamos rebeldes, perdidos, y les hemos impelido a ser criminales.
Se han hecho bagaudas por nuestras injusticias, por la perversidad de los jueces, por las confiscaciones y las rapiñas de los que recaudan las contribuciones, en provecho de su propio bolsillo, y que hacen un provecho personal de la recaudación de tributos. Al igual que las bestias feroces, no gobiernan a los que se les ha confiado, sino que los devoran. No contentos de expoliar a sus semejantes, como hacen la mayoría de los ladrones, se alimentan, por así decirlo, se sus heridas y de su sangre.
De este modo sucede que hombres estrangulados y muertos por jueces ladrones, comienzan a ser bárbaros, porque no se les permite ser romanos.
Salviano de Marsella
Ruinas de Dougga / Capitolio / Siglo II d.C. / Túnez
La miseria del Imperio, en plena decadencia, en consecuencia, engendró la revuelta de los más desposeídos.
Los circumcelliones, o vagabundos de los campos, surgieron en Numidia, en el norte de África, en el siglo IV. Entre sus filas se contaban obreros agrícolas, antiguos campesinos pobres y esclavos reducidos a la pobreza más extrema que se sublevaron contra las autoridades.
Los circumcelliones ocupaban los mercados, atacaban a los ricos y acreedores y practicaban el bandolerismo en toda la provincia. Su rebelión estuvo acompañada de una reivindicación nacionalista -la mayor parte de estos "vagabundos" eran de origen bereber- y de una buena dosis fanatismo religioso, pues no en vano a partir de 347 se habían adherido al cisma donatista.
Ésta revuelta fue reprimida con extremo rigor, pero el movimiento no desapareció definitivamente hasta la ocupación de África por los vándalos entre 429 y 439.
Mas dejemos, si os place, a éstos y pasemos a otros que son, al parecer, más justos. ¿Quiénes son, pues éstos? Los que poseen los campos y sacan de la tierra su riqueza. ¿Y puede haber nada más inicuo que los hombres? Si se examina cómo tratan a los míseros y trabajadores labradores, se verá que son más crueles que unos bárbaros. A los que están consumidos de hambre y se pasan la vida trabajando, les imponen exacciones continuas e insoportables y les obligan a los más penosos trabajos. Sus cuerpos son como de asnos o de mulos, o, por mejor decir, como de piedra, sin concederles un momento de respiro. Produzca o no la tierra, los oprimen lo mismo, sin perdonarlos por ningún concepto. ¡Miserable espectáculo! Después de trabajar todo el invierno, después de consumirse al hielo y a las lluvias y a las vigilias, tienen que retirarse con las manos vacías y encima cargados de deudas. Y más que por este hambre, más que por este naufragio, temen y tiemblan los infortunados ante las torturas de los administradores, las comparaciones ante los tribunales, las cuentas que se les piden, los suplicios a que se los conduce, las cargas inexorables que se les imponen. ¿Quién dirá los negocios que con ellos se emprenden, los viles tráficos a que se someten, llenando sus amos lagares y graneros a costa del trabajo y sudor de aquellos infelices; mientras a ellos no se les consiente llevar a casa ni una mínima parte? Todo el fruto tiene que ir a llenar sus toneles de iniquidad, y sólo unas míseras monedas les tiran por ello al trabajador. Luego inventan nuevos géneros de usura, no permitidos ni por leyes de los gentiles, y componen letras de préstamos que son una pura maldición. Porque ya no se contentan con la centésima mensual -12 por 100-sino que los fuerzan a pagar un interés del 50 por 100. Y eso cuando el infeliz de quien lo exigen tiene mujer y ha de alimentar a sus hijos, y es hombre pobre, y con su propio trabajo les ha llenado eras y lagares. Mas ellos nada de esto consideran.
San Juan Crisóstomo / Homilía 66
En Hispania la rebelión campesina de los bagaudas -demonizados por romanos, heroizados por eclesiásticos entre los siglos V y XI y convertidos en los "primeros proletarios revolucionarios" por el movimiento socialista y el nacionalismo francés del siglo XIX, que crece en paralelo a la encomendación, se transformó en pesadilla cuando, unida a cántabros y pirenaicos, aprovechó la entrada de los visigodos (409 d.C.) para saquear numerosas explotaciones agrarias del valle del Ebro.
Frederico, hermano del rey Teodorico, masacró, en nombre de Roma, a los bagaudas de la Tarraconense.
Hidacio / Chronicon
Hidacio / Chronicon
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Requiem
........... György Sándor Ligeti / 1963
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Vaya, se cumple una vez mas eso de a rio revuelto ganancia de pescadores.
ResponderEliminarY caramba con el tal Frederico. Menudas se las gastaba. Que bonito debia de ser cargarlo todo en la cuenta de Roma!
Feliz comienzo de semana, don Jose, espero que le sea leve. Por aqui ha vuelto a hacer un frio del demonio, ahora que nos las prometiamos ya tan felices.
Bisous
Siempre es así, madame, a veces por gracia, otras por desgracia...
ResponderEliminarEn cuanto a la masacre de los bagaudas aludida, bueno, hay que decir que éstos no eran precisamente hermanas de la caridad, sino que constituyeron auténticos y belicosos ejércitos que sembraban el caos y el terror en la Hispania de mediados del siglo V. Tan es así, que Roma se vió obligada a enviar refuerzos a su aliado godo Teodorico, quien paradójicamente se encargaba de velar por la integridad del ya a aquellas alturas inexistente limes, para luchar contra los bagaudas... Vamos, que la cita refleja la verdad en este caso.
En fin, madame, no sabéis cuánto siento este súbito regreso al invierno. Por si os sirve de consuelo, por aquí la temperatura es agradable, pero el sol no ha salido y de vez en cuando cae alguna que otra gota. Resignación :)
Tened una muy feliz tarde. En unas horas estoy con vos.
Mil besos, mil.
Acabo de llegar de tierras andaluzas y qué decirle... una maravilla. Nunca me defrauda. He regresado con el olor de los naranjos en flor en la punta de la nariz, llevo andando por mi imaginación por las callejuelas de Córdoba durante todo el fin de semana y recorriendo las ruinas de Medinat Al-Zahara.
ResponderEliminarEn fin, espero no haberme perdido mucho de tu blog. Por de pronto te diré que estuve en Madrid a mi regreso y me dí de bruces en la Castellana con el edifcio de ABC de la anterior entrada. Ahora es un centro comercial.
Vándalos, alanos, bárbaros en suma con una música que pone los pelos de punta.
Un saludo
Ya me imagino, ya... Andalucía jamás decepciona a nadie, perdona la inmodestia por la parte que me toca... No hay más que recordar que todos los pueblos que por aquí han pasado han querido quedarse para siempre... : )
ResponderEliminar¡Hummm..., el azahar...! Qué pena que las nuevas tecnologías no permitan aún compartir los olores, en este caso los deliciosos aromas de mi tierra... ¡Si supieras la gloria que en estos momentos inunda mi pituitaria para mayor gloria de mi alma...! :))
En fin, me alegra mucho que tu viaje haya ido tan bien. Bienvenida de nuevo, Carmen.
Que tengas una muy feliz velada.
Un besito.
Muy interesante tu reflexión, José, sobre la no culpabilidad de los desheredados o perdidos en un mundo donde, como siempre, el poderoso rapiña y ningunea al más débil. Feliz semana.
ResponderEliminarAh, me alegra mucho que te haya resultado interesante la entrada, Paco, que no es exactamente una reflexión, pero bueno, ése es otro tema. De todos modos me parece que tienes mucha razón. Eso sí, la cuestión estaría en cualquier caso en saber quienes son los poderosos y quienes los desheredados, porque la cosa no está tan clara como en principio pudiera pensarse, jejeje...
ResponderEliminarQue tengas una muy feliz velada tú también.
Un abrazo.
Me ha llamado la atención sobre los estos "guerrilleros" Desconocía la existencia de los mismos.
ResponderEliminarEn nombre de Roma se cometieron muchos delitos. Algunos apoyados por la ciudad (o mejor dicho por sus gobernantes) otros simplemente se hicieron por el gusto del opresor.
Saludos José
Bueno, es que Roma ya no era ni una sombra de lo que había sido. Aún así, se trataba de la civilización más avanzada de su tiempo, uno de cuyos pilares, justamente, debilitado, sí, pero que no hay que olvidar, lo constituía el Derecho. En cualquier caso allá donde haya hombres, ayer, hoy y mañana, existirá el crimen y la opresión... Ojalá esas lacras, tan humanas, repito, fueran eso: historia...
ResponderEliminarQue tengas una muy feliz velada, Manuel.
Buenas noches.