Aunque tengo la certeza de que, allá donde te encuentres, quién sabe si recorriendo de nuevo las calles de Caimito, el pequeño y hermoso pueblo de Cuba que te vio nacer y tanto añorabas, serás por fin libre y plenamente feliz..., tu inesperada partida me deja consternado y muy, muy triste, querido José Ramón...
Era 9 de noviembre y el Lusitania Express se detenía en la estación de Villaverde. Hacia frío a las afueras de Madrid. Juan Carlos Alfonso Victor María de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, un niño de diez años, hollaba por primera vez estas tierras, las de sus antepasados, las mismas que diecisiete años antes sus augustos abuelos habían visto desaparecer de los ojos en las costas de Cartagena, con el corazón roto, hacia el exilio. Españaa veces duele. Pero España es así...
Y en esos primeros pasos del chaval rubio enfundado en su abrigo comenzaba a escribirse una hermosa historia de amor que con el paso del tiempo le llevó, ya como Rey, a redactar desde la primera magistratura del Estado, con letra clara, el mayor periodo de prosperidad y de paz que jamás hayan conocido esta vieja nación y sus nacionales. Una obra maestra, de deliciosa caligrafía y encuadernada con esmero, que hoy, en el día de su 74 cumpleaños y con más de media vida dedicada al trono, es reconocida con gratitud por la abrumadora mayoría de sus usufructuarios, los españoles. Novela con episodios ejemplares, en la memoria de todos, relato de una vocación de servicio por la patria y de devoción por su pueblo que hoy sigue escribiendo con pulso firme, pero dulce a la vez, aquel muchacho que llegó a la estación de Villaverde un 9 de noviembre para llenar siempre, en las duras y en las maduras, algunas de las mejores y más memorables paginas de esta apasionante aventura, de este sueño común, que llamamos España...